Getafe saca lo peor de la Real (1-1)

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Lo mejor de jugar en Getafe es que no tienes que volver otra vez hasta el año que viene. Hay que intentar, en esas peticiones que hacen los clubes a la carta para condicionar el calendario, que el próximo curso le toque en los albores del mismo para sufrir ese mal trago cuanto antes y alejarlo de las fechas clave.






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Las notas de Mikel Recalde del Getafe-Real Sociedad
Mikel Recalde

Getafe y su equipo sacan lo peor de cada uno. No solo de la Real, que ha vuelto a firmar un partido lamentable en el Coliseum, sino también de sus aficionados, que comienzan ilusionados sus encuentros, como se ha podido comprobar en la cantidad de seguidores que han estado en la grada, y pronto se dan cuenta de que nada ha cambiado y el desarrollo de la contienda va a ser tan desesperante como en anteriores visitas. No son pocos los que dicen que no vuelven a Getafe después de sufrir 90 minutos de tortura. Entre los que se han torrado al sol seguro que hay más de algún atormentado que no repite experiencia. 

Rival difícil y competitivo

Y la culpa la tiene un rival muy competitivo, lo cual le otorga mucho mérito, pero también inaguantable. De los que en cada jugada dejan un recado y lo exageran todo cuando les golpean. De los que presionan y muerden para no dejarte jugar hasta el punto de que acaban sacando del duelo hasta a los mejores jugadores. ¿Cuántos partidos buenos ha hecho la Real en este estadio? ¿Cuántos realistas han despuntado con una actuación sobresaliente en este mismo escenario? El Getafe aplica esa máxima de jugar al límite del reglamento.

Y en muchas ocasiones incluso lo patea o lo pisa, aunque para eso debe contar con un arbitraje cómplice como el de este domingo, que le permite absolutamente todo. Que los madrileños se hayan ido sin una amarilla ha sido para volverse loco. Y luego está, por supuesto, la Real. Que tiene mucha responsabilidad de lo que le sucede de forma reincidente en el sur de Madrid. No se puede entender que jugadores de su nivel desaparezcan o se disipen de forma grave según van pasando los minutos.

Una Real desaparecida

El Getafe y el colegiado, que dicho sea de paso ha influido en el marcador, tendrán su influencia, sin duda, pero lo primero que deben hacer los realistas y su entrenador es un duro y severo ejercicio de autocrítica porque no es de recibo que año tras año acabemos sus encuentros en Getafe con tan mal cuerpo. Más aún si, una vez más, porque no es la primera, han hecho lo más complicado al adelantarse en el marcador en su primera aparición en el área local. Desgraciadamente, su oponente ha hecho lo mismo y, en una segunda parte infame, la Real ha acabado dando por bueno el punto, sobre todo si tenemos en cuenta el poste de Óscar y el posterior recorrido del balón sobre la línea de la meta de Remiro como si hiciera funambulismo

Imanol ha cumplido con el guion previsto al dar entrada a Pacheco y Turrientes en lugar de los sancionados Zubeldia y Zubimendi. Por lo tanto, Becker ha mantenido su plaza en detrimento de un Kubo que está atravesando por su peor momento de la temporada. Enfrente un Getafe con muchas bajas, entre ellas la de su máximo goleador, Borja Mayoral. En definitiva, era un partido para ganar, pero esto es el maldito Coliseum getafense, un estadio que siempre le ha traído malos recuerdos o que le ha provocado demasiadas pesadillas a los blanquiazules.

Mikel Merino recibiendo una falta por parte de un jugador del Getafe EFE


Buen arranque

El encuentro ha comenzado como muchas veces suele hacerlo la Real en este escenario. En la primera ocasión que han combinado bien, con verticalidad y precisión de cirujano, se ha puesto por delante en el marcador. Una magnífica salida de balón de Le Normand, con un pase que ha dejado atrás a tres rivales, Zakharyan se ha girado y ha proyectado en largo a Becker y el centro de este, con música y una perfección que hasta ha sonado bien, lo ha cabeceado en plancha a la red en el segundo palo Ander Barrenetxea.






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Las mejores jugadas del Getafe-Real Sociedad
EFE

A partir de ahí, salvo otra jugada con pases medidos de los blanquiazules evitando a la defensa madrileña, en la que Barrenetxea no le ha devuelto el favor a Becker cuando estaba solo en la otra banda para empujarla a las mallas, los de Imanol se han enfrascado en la habitual guerra de guerrillas que plantean los de Bordalás. Con golpes continuos tanto si tienes el balón como si lo acabas de soltar y con reclamaciones exageradas en cada contacto.

Como también hemos visto en muchísimas ocasiones, el Getafe ha empatado en la única ocasión que ha generado antes del descanso. Por cierto, una jugada en la que ha marcado dos goles y como hubiese tenido la opción de centrar una tercera vez la habrían metido seguro. Diego Rico ha puesto uno de esos balones que jamás sirvió aquí, Maksimovic le ha ganado la espalda a Pacheco y su cabezazo lo ha salvado Remiro de forma antológica a lo Gordon Banks (histórico meta inglés), y el rechace lo ha introducido Óscar, aunque el meta la ha sacado y Greenwood ha puesto un servicio majestuoso que Latasa también lo introdujo en la meta. Mal la Real en defensa.

Agujero defensivo

El tanto ha hecho daño a los donostiarras, que no hayan tardado en entrar en modo Getafe. Es decir, perdiendo duelos y balones a punta pala. Solo Zakharyan, en la última acción del primer acto, ha disparado muy centrado en una posición inmejorable tras un precioso recorte al recoger un rechace de Djené.

Imanol se estaba temiendo lo peor al sospechar que esta película ya la había visto y ha decidido hacer dos cambios en el descanso para dar entrada a Odriozola, en lugar de un desconcertado Traoré, y a Kubo por Barrenetxea, que se ha quedado tieso de nuevo tras una mala caída. El partido se ha abierto un poco más (sin exageraciones), pero esta vez era claramente el Getafe quien parecía estar más cerca de ganar ante un equipo que ha empezado dando la sensación de ser un cuerpo de élite de un ejército, con ese blanco impoluto, y poco a poco se ha ido convirtiendo bajo el sol en una banda de zombies de Walking Dead con el consiguiente cabreo generalizado entre los suyos.

Javi Galán despeja un balón EFE


A los 54 minutos, una mano muy evitable de Zakharyan, sobre todo cuando enfrente estaba un tal Óscar, cuyo gol en Leganés todavía martiriza nuestras mentes, ha provocado un libre directo en posición inmejorable para el citado francotirador. Y este no ha decepcionado. La Real ha recurrido a su original defensa de poblar el área de jugadores en lugar de colocarlos en la barrera, pero el disparo se ha estrellado en la madera y Le Normand, tras recibir el impacto de la pelota, lo ha despejado de forma milagrosa tras dar dos botes sobre la misma línea. 

Cambios

Imanol ha movido ficha y ha pasado a jugar con tres centrales al dar entrada a Aritz. Merino ha dejado solo sin querer a Mata, pero Remiro ha estado rápido para quitarle el balón. Sadiq, cuyas actuaciones son ya inclasificables, ha despreciado los dos únicos balones que sirvieron al área Odriozola y Kubo. Y Turrientes, tras una buena conducción, ha obligado a Soria a sacar una buena mano. Mata ha vuelto a tener otra gran opción en otro accidente, esta vez en un inoportuno resbalón de Tierney, pero ha finalizado alto.

Segundo empate seguido de la Real cuando empieza a estar obligada a ganar porque Europa peligra. Pero no se equivoquen, lo más grave no es completar otra paupérrima actuación en Getafe, lo único que es imperdonable es dejarse dos puntos en casa ante el Almería. E insistimos, hayan cambiado el día o no por la cara y sin respetarnos, así como en el Coliseum esperamos siempre a la peor Real, ante el Madrid confiamos en que aparezca la mejor. Y la historia dice que suele ser así… Hasta nunca Getafe.


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