Álvaro Odriozola, junto a Nico Williams, durante el derby de la pasada temporada en Anoeta
Ruben Plaza
Tras diez días sin competición, la Real retomará la actividad oficial en el partido de Copa ante el Jove, aplazado por la devastadora dana. El caso es que este encuentro ha sido situado tan sólo tres días antes de una cita trascendental, no solo a nivel competitivo sino también por lo que para las aficiones significa enfrentarse al eterno rival. El aplazamiento, claro está, nadie lo discute. La razón es incuestionable. En cambio, la fecha fijada, sí. Y, aunque algunos no lo quieran entender, desvirtúa la competición.
El club ha tratado de impedirlo con sendos recursos, por la vía deportiva y hasta por la ordinaria, sin éxito. El Comité Nacional de Segunda Instancia, que será experto en reglamentación pero no lo es, por lo que se ve, en cuestiones que atañen a la propia competición, argumentó, por un lado, que los internacionales realistas llegarán a tiempo (algunos sin poder entrenarse porque Aramburu y Becker han jugado al otro lado del Atlántico, en Chile y en Canadá respectivamente, esta madrugada; Kubo lo hizo en China…); y, por otro, aseguró que no le constan lesionados cuando varios llevan tiempo en el dique seco (habrá que ver lo que expuso la Real). No obstante, más grave me parece que el comité justifique que jugar en pocos días “no es una situación extraña para quienes participan en varias competiciones”. Ya, pero cuando afecta a uno sí y a otro no, como en el derbi, la cosa cambia. Esto sí es adulterar la competición pese a que para este comité resulte “atrevido” decirlo. Pues no, no hace falta tanta valentía, sólo querer hacer justicia.