El segundo fichaje de la Real Sociedad en este mercado de fichajes estival se ha hecho de rogar, pero André Silva, anunciado esta misma semana, y Hamari Traoré, que se dio a conocer el pasado 9 de junio, no van a ser los únicos a pesar de que la temporada comenzará en breve de manera oficial. El último en llegar, el ariete procedente del Leipzig alemán, es el octavo jugador luso que vestirá la camiseta de la Real Sociedad, precisamente un club al que han representado futbolistas de cinco continentes: Europa, América, África, Asia y Oceanía. El único continente del planeta sin representantes, como es lógico, es la Antártida porque es el menos habitado con menos de 5.000 personas, y, además, la mayoría de estancia temporal y sin arraigo en el fútbol.
André Silva es, por tanto, el octavo futbolista fichado por la Real de Portugal, un país del que el club txuri-urdin guarda muy buenos recuerdos por los jugadores que lo han representado a lo largo de su historia. Por su parte, Traoré es el noveno futbolista africano que militará en la entidad blanquiazul y el primero de Mali, un país que se estrena en la Real.
El paso de los futbolistas portugueses por la Real se puede considerar exitoso, en líneas generales. Jugadores como Oceano Andrade da Cruz, Carlos Xavier y Ricardo Sa Pinto firmaron páginas memorables en la historia del club txuri-urdin.
Pero el primer luso en aterrizar en Gipuzkoa no fue ninguno de estos, como algunos pueden pensar, sino que se trata de un futbolista para la mayoría desconocido, José María Gomes Bravo, un atacante que militó en la Real Sociedad hace más de 70 años. Este portugués debutó en el tramo final de la temporada 1947-48, y se marchó en 1950 tras tres campañas vistiendo la elástica txuri-urdin, la segunda en Segunda División, disputando un total de 38 partidos en los que firmó 15 goles.
El portugués recaló con 30 años en el club txuri-urdin. Pocos días después de su fichaje, el 22 de febrero de 1948, debutó con la Real marcando uno de los goles de la victoria realista ante el Celta (4-1). El atacante de Olivaes, formado en el Maravillense, había anotado 21 goles en el Estoril previamente y fue un ambicioso fichaje del club guipuzcoano para tratar de mantener la categoría, aunque el equipo acabó descendiendo. La prensa de la época lo definía como un buen rematador y su actuación en su estreno generó halagos y grandes expectativas. No volvió a marcar en aquella temporada. En la siguiente, Gomes Bravo siguió en la Real y contribuyó con trece goles al regreso del equipo a Primera, anotando dos hat-trick en 25 partidos, lo que habla muy bien de su aportación en este ejercicio. Y en su última campaña, en la 1949-50, marcó un tanto en siete encuentros.
Hay que recordar un encuentro en el que la Real hizo nueve goles frente al Hércules en este curso en Segunda (9-2), con un hat-trick de Gomes Bravo, a los que se añadieron los goles de Caeiro (2), Alsua II (2), Arguiñano y José María Pérez. El club txuri-urdin logró el ascenso aquella campaña.
Oceano y Carlos Xavier
Décadas más tarde, concretamente en el año 1991, el tránsito entre Lisboa y Donostia se hizo habitual al recalar varios jugadores del Sporting en la Real. Los primeros en hacerlo fueron los añorados Carlos Xavier y Oceano, de la mano de John Benjamin Toshack. Los dos portugueses jugaron en el equipo txuri-urdin tres cursos con unos grandes números: Carlos Xavier, con una exquisita calidad, logró doce goles en los 109 duelos que disputó, mientras que Oceano, con un pundonor que hacía las delicias de la afición realista, hizo ocho más, 20, en 107 enfrentamientos, incluido el último de la historia del viejo Atocha.
De Lisboa llegó, pero en 1997, uno de los fichajes más curiosos, el del carismático Ricardo Sa Pinto, originario, como André Silva, de Oporto. El atacante lusitano no pudo jugar hasta agosto de 1998 por la sanción que arrastraba por agredir al seleccionador de su país, Arthur Jorge. En sus dos años en la Real marcó siete goles en 77 partidos.
Después llegaron los portugueses menos brillantes. En 2007, en el año del descenso, fue el turno de Fabio Felício, que sólo disputó diez partidos, cuatro de ellos como titular. Más tarde se produjo la cesión de Bruma, extremo que llegó cedido del Galatasaray y firmó 33 partidos en una temporada en la que logró anotar tres dianas. Y aquella misma temporada se incorporó al Sanse el último futbolista de nacionalidad portuguesa (además de francesa), el baionarra Kevin Rodrigues. Una experiencia, en cualquier caso, con más luces que sombras.
La cifra total
98
extranjeros han vestido la camiseta txuri-urdin a lo largo de sus 114 años de historia.
Europa
58
originarios del continente europeo.