La Real Sociedad obtuvo este domingo un valiosísimo triunfo en Anoeta contra el Barcelona (1-0), gracias a unos sobresalientes 75 minutos finales de encuentro. Los 15 iniciales, mientras, no resultaron tan positivos, al fallar el mecanismo de presión que había preparado Imanol Alguacil. El técnico oriotarra tuvo luego la habilidad y la cintura necesarias para corregir sobre la marcha, y su decisión, coincidente con el gol anulado a Lewandowski, cambió por completo el panorama táctico del encuentro. ¿Qué hizo el entrenador?
Onces iniciales de Real y Barcelona: los txuri-urdin con su habitual 4-3-3, y el cuadro culé formando mediante un sistema 4-2-3-1.
Resultaba clarísimo, antes del encuentro, que una de las grandes claves del mismo iba a residir en cómo presionara la Real a un Barcelona acostumbrado a llevar el peso de los encuentros. Imanol escogió apretar a los culés mediante el habitual 4-4-2 con centro del campo en rombo que el cuadro txuri-urdin suele dibujar en fase defensiva con el bloque alto.
El 4-4-2 con rombo que la Real puso en práctica de inicio para presionar al Barcelona. Se trata de una estructura que huye de los emparejamientos al hombre e intenta contener al rival partiendo de posiciones fijas, para orientar hacia fuera la salida del adversario y ahogarle luego basculando hacia el costado del balón.
El problema
Veamos ahora una captura de pantalla correspondiente a los primeros minutos y que ilustra la mencionada estructura de presión. La imagen muestra también los problemas que se dieron desde un principio contra el Barcelona. Los culés, a través de Cubarsí e Iñigo, brillantes ambos con el balón en los pies, encontraron muy a menudo, durante el cuarto de hora inicial, a hombres libres al costado de Zubimendi, en zonas interiores.
Minuto 5. El 4-4-2 defensivo de la Real ya sufre. Pedri se orienta a la derecha para alejar a Zubimendi de la jugada. Raphinha, a quien no se atraven a perseguir ni Aramburu ni Zubeldia, traza un movimiento interior y queda libre para recibir en una zona vacía.
El problema continuó dándose durante los minutos posteriores, con varios futbolistas blaugranas explorando el espacio en cuestión. En una de estas acciones se originó, de hecho, el gol anulado a Robert Lewandowski por milimétrico fuera de juego. Veamos dos nuevas capturas de pantalla correspondientes al tramo inicial del encuentro.
Minuto 5. Sólo han pasado 17 segundos desde el instante de la anterior captura. Ahora es Lewandowski quien se ubica en la medular al costado de un Zubimendi fijado por Pedri. Nadie persigue al polaco, que recibe libre de marca y puede girarse.
Minuto 12. La Real viene de una presión alta superada por los culés y se ha tenido que replegar, de ahí el estado deformado de su rombo medular. Cubarsíl, muy preciso, encuentra a dos jugadores solos en la zona conflictiva, De Jong y Raphinha. El neerlandés recibe para protagonizar junto a Lewandowski la acción del gol anulado.
La solución
El partido no podía seguir por esos derroteros e Imanol Alguacil movió ficha con acierto. Su equipo estaba siendo claramente superado y la solución pasó por dar un paso adelante en la presión, para apretar de forma más atrevida. El oriotarra renunció al 4-4-2 en rombo y apostó por simplificar las cosas a sus futbolistas: marcas asignadas y persecuciones por todo el campo para defender al hombre. ¿Cómo lo diseñó?
Imagen de pizarra que ilustra el nuevo sistema de presión realista, ejecutado a partir del gol anulado a Lewandowski. Sucic, Brais y Zubimendi se emparejan con los tres centrocampistas del Barcelona. Aramburu deja su posición y salta muy arriba a por Balde. Perseguir a Raphinha corresponde a Zubeldia.
Veamos ahora todo lo recién explicado mediante una captura de pantalla. La Real comenzó a ejecutar su nuevo sistema de presión en cuanto se reanudó el juego, tras la revisión del 0-1 culé desde la sala de videoarbitraje.
Minuto 15. Acaba de reanudarse el juego tras la revisión del gol de Lewandowski. Aramburu ya salta a por Balde y Zubeldia se encarga de Raphinha allá donde vaya el brasileño, con los tres centrocampistas txuri-urdin marcando dentro a Casadó, De Jong y Pedri. Aguerd queda a cargo de Lewandowski.
El movimiento de pizarra de Imanol supuso un clarísimo punto de inflexión durante el partido. Cambiar la forma en que presionar permitió a la Real revertir la sensación inicial de inferioridad y convertirla en una superioridad traducida luego en el gol de Becker. ¡Ojo! La diana del extremo txuri-urdin nació precisamente de una salida de balón visitante que los blanquiazules presionaron según lo ya visto.
Minuto 32 (la imagen corresponde a una repetición). Iñaki Peña (fuera de pantalla) no tiene salida en corto y busca en largo la zona de Raphina y Lewandowski. Zubeldia se adelanta y su cabezazo, luego peinado por Sucic, termina convirtiéndose en el 1-0 de Becker.
El resto del encuentro no tuvo más cambios tácticos por parte de la Real, una circunstancia sorprendente y sumamente meritoria. El equipo tuvo corazón, fe y energía para seguir comportándose así en defensa hasta los minutos finales. En este sentido, a Imanol no le quedó más remedio que introducir piernas frescas desde muy pronto, de ahí que apostara por un cuádruple cambio en el minuto 60.
Minuto 89. El Barcelona ya está muy desordenado en busca del empate y a la Real no le queda más remedio que adaptarse a ese caos. En cualquier caso, los txuri-urdin siguen presionando como lo llevan haciendo desde el minuto 15, al hombre y de forma muy atrevida. Obsérvese cómo Aritz sigue ganando altura para presionar a Balde en el inicio de las jugadas, significando la posición del beasaindarra una buena vara para medir la valentía blanquiazul.
La Real fue superior al Barcelona en el cómputo general del partido y mereció con creces una victoria que se quedó corta en cuanto a marcador. Sin embargo, el encuentro demostró una vez más la veracidad de aquello que subrayamos siempre en este espacio, se gane, se pierda o se empate: la línea entre la victoria y la derrota resulta casi siempre muy delgada en el fútbol. Todo habría resultado muy diferente si el inicio del duelo, con los culés siendo mejores que los locales, se llega a traducir en ese 0-1 de Lewandowski invalidado por milímetros. La intervención del VAR permitió que el decisivo ajuste táctico de Imanol se produjera con empate en el electrónico, circunstancia que sin duda ayudó a conseguir el importante triunfo.