La nueva investigación de Asuntos Internos de la Ertzaintza ha identificado al agente que pateó a Amaya Zabarte cuando se encontraba malherida en el suelo tras recibir el impacto de una bala de foam después de una carga policial. Esta es la principal conclusión del atestado ampliado al que ha tenido acceso en exclusiva NOTICIAS DE GIPUZKOA. La jueza tomará declaración a la aficionada txuri-urdin el lunes que viene, cuando se acaban de cumplir un año y un mes desde los hechos sucedidos en la previa de la vuelta de la eliminatoria de los octavos de final de la Champions entre la Real y el PSG. En las últimas semanas también ha pasado revisión por parte de dos médicos forenses e incluso no se descarta que haya una tercera. En las mismas, después de que haya pasado tanto tiempo, lo que se analiza son los informes médicos realizados en los momentos siguientes al incidente, cuando Amaya se llegó a debatir entre la vida y la muerta al sufrir, según el parte que emitieron los galenos que le reconocieron en el Hospital Donostia, “fractura longitudinal de peñasco izquierdo, correcta neumatización de celdillas mastoides y oído medio. Correcta morfología y posicionamiento de la cadena osicular. Fractura frontal supraciliar izquierda. Se aprecia un trazo lineal esfenoidal derecha que en el contexto clínico puede corresponder con fractura, sin descartar con certeza canal vascular/nervioso”. Además de un edema subdural que puso en serio riesgo su vida y que le ha dejado secuelas físicas que amenazan con prolongarse mucho en el tiempo, y psíquicas, que son aún más graves, al “sentirse ninguneados y vilipendiados”, según ha manifestado su marido Joseba Novoa, que ha vuelto a mostrar su indignación por el nuevo atestado. No puede pasar inadvertido que Amaya sigue de baja y que su neurólogo le ha diagnosticado recientemente que las secuelas del impacto serán para toda la vida.
El agente está imputado
Una vez confirmado el recurso tras el cierre del caso por el Juzgado de Instrucción, la Audiencia Provincial ordenó reabrir el caso. En vista de las imágenes que han podido repasar tras un minucioso trabajo, los representantes de Amaya Zabarte solicitaron a la jueza la citada ampliación del atestado aportado por la Ertzaintza. La defensa presentó una lista de peticiones: “Por los datos que se desprenden del atestado y en aras a poder investigar y, en su caso, identificar al autor de la lesiones causadas en la cabeza de Amaya Zabarte supuestamente por una pelota foam, esta parte interesa que declaren como testigos varios mandos de aquel dispositivo, además de varios participantes en la carga policial concreta que acabó con Amaya malherida y que declararon ante asuntos internos tal y como consta en el atestado ampliatorio”. También ha pedido que declaren “como testigos los seis agentes de la Ertzaintza que participaron en la carga el día de autos, con lanzador antidisturbios y que consta que lanzaron proyectiles”. Además, ha encargado que declaren “como testigos los agentes de la dirección del operativo, la cadena de mando como responsables del operativo, el responsable del dispositivo del partido y los mandos tácticos, subcomisarios”. Por último, y lo más importante, “que comparezca como investigado un agente identificado como posible autor de la patada recibida por Amaya Zabarte, tal y como consta en la declaración de uno de sus compañeros”.
Como es lógico, también ha pedido que, para esas declaraciones, “se facilite el visionado de los vídeos que constan en la causa. Más adelante, siendo consciente de la magnitud de los vídeos, esta parte presentará un escrito señalando que el visionado en concreto será necesario para cada bloque de testigos”.
declaración En el atestado al que ha tenido acceso este periódico, se incluye la declaración del agente imputado, a quien le preguntan si durante el avance que se efectuó en el Paseo de Errondo y que se ha detallado anteriormente, o con posterioridad a dicha intervención, fue conocedor de que alguna persona pudiera haber resultado lesionada, bien por la acción policial o bien como consecuencia de los incidentes que tuvieron lugar en la zona.
Un compañero acabó en el suelo
El ertzaina recuerda que “que con posterioridad a la actuación, encontrándose ya en el interior de su furgoneta, otro componente de su escuadra, un compañero, le comentó que había acabado en el suelo mientras avanzaban, no dándole mayor importancia por ser algo que ocurre con relativa frecuencia y por no haber sufrido lesiones de importancia. En ese momento, el compareciente le contestó que él había chocado con alguien cuando llegaban a la zona de la estación del topo. Recordaba que había sido ya casi al final del avance, tras rebasar una barandilla. Todo había ocurrido muy rápidamente debido a la progresión que estaban realizando, no recordando muchos detalles. Tan solo que se había golpeado con una persona, sin tan siquiera distinguir si se trataba de hombre, mujer o incluso el mismo agente que anteriormente le había dicho que había acabado en el suelo”.
Incluso añade que “llegó a perder momentáneamente el equilibrio, no llegando a detenerse ni dándole mayor transcendencia porque fue una colisión leve y fortuita, sin pensar que pudiera causar lesión alguna. Puntualiza además que la situación transcurría ya de noche, en un momento de estrés debido al avance que realizaban, en el cual su objetivo era mantenerse pegado a su binomio, y portando numerosos elementos de protección, como el propio casco antidisturbios, que limitan la visión y los movimientos”.
«Una situación fortuita»
Después de revisar una serie de vídeos captados por las cámaras de videovigilancia, el equipo instructor le pregunta sobre si a la vista de las imágenes es capaz de indicar en qué posición se encontraba en el momento de iniciar el avance: “Tras ver la secuencia del vídeo, el agente compareciente cree que podría ser el agente que se encuentra al final de la escuadra ubicada en el centro del avance, teniendo en cuenta que el agente que le indicó que había terminado en el suelo durante el avance se encontraba en esa misma línea. Además, a la vista de las imágenes, concuerda lo que se ve en las mismas (el avance hasta la barandilla y el hecho de tropezar con una persona) con la situación que él recuerda de ese día. Se reafirma en que la situación fue absolutamente fortuita; en ningún momento lo calificaría como una patada”.
En sus respectivas declaraciones, los altos mandos pretenden desmentir, aparte de la mencionada patada y que dispararan balas de foam en dicha carga, que no tuviesen motivos justificados para realizar dicha carga, en la que cayó herida Amaya. Algo que ha indignado a la familia Novoa, para quien las “imágenes hablan por sí solas”: “En un momento dado, encontrándose en la línea de Aita Donostia, observaron a un grupo de encapuchados que se hallaban en las cercanías de la estación del topo, en concreto, en su parte trasera, aprovisionándose de objetos para arrojarlos hacia los agentes. Una vez en el avance, el declarante tuvo la sensación de que desde la zona de Ferrerías, en una zona arbolada, a la derecha de su avance, también les lanzaron diferentes objetos porque fue consciente de escuchar de nuevo ruidos de cascotes junto a ellos”, explicó uno de los mandos. El mismo que niega rotundamente que se hiciera uso del lanzador de 40 mm: “No. De hecho, los procedimientos de trabajo, los entrenamientos y la normativa de aplicación dictaminan y exigen cómo se deben usar los lanzadores y nunca los disparos se realizan en carrera, por cuanto los lanzadores de 40 mm llevan unas miras de precisión que deben ser utilizadas para apuntar al blanco, a las zonas y desde las distancias establecidas en la instrucción 73. Para ello, el disparo se debe realizar en parado y no en carrera. De hecho, en los entrenamientos se tiene interiorizado que en carrera no se debe disparar”.
La hora de Amaya
El resto de las declaraciones de los altos mandos van en su misma línea, sobre todo al argumentar la carga policial: “Tras esto y observando un grupo de alborotadores (algunos con capucha) en las inmediaciones de la estación del topo, que tenían botellas y piedras, el oficial ordenó realizar un avance con el único objeto de disuadir a estas personas para que no lanzaran los objetos que tenían provisionados a sus pies que pudieran ocasionar daños a los agentes y a los viandantes que se hallaban en el lugar. En ningún momento del avance el oficial ordenó que se disparase con proyectiles foam, haciendo el declarante y el resto de los agentes caso a las órdenes dadas”. Y, asimismo, restarle importancia a la patada que recibió Amaya: “Comentando lo sucedido tras aparecer en los medios de comunicación que la mujer había sido víctima de una patada dolosa, ninguno de los allí presentes ha comentado que eso fuera cierto, y no recuerdan que se produjera ese incidente”.
La versión de Amaya será muy distinta y contará con la complicidad de las imágenes para intentar demostrar que cuando estaba herida le golpearon en el suelo, que no había ningún motivo para que, en mitad de socios y familias inocentes, se produjera dicha carga y que uno de los agentes disparó y le golpeó en la sien con una bala de foam. Un año y un mes después de lo sucedido, la jueza por fin podrá conocer la versión de la madre de familia que casi pierde la vida cuando iba al campo junto a su marido y su hijo en una acción que le podía haber pasado a cualquiera…