La Real Sociedad encajó este domingo una contundente derrota en el campo del Barcelona, en un partido marcado por la tempranera expulsión de Aritz Elustondo. Un derribo del defensa beasaindarra al local Dani Olmo, aún con 0-0 en el marcador, cambió por completo el encuentro, tras una fase inicial durante la que los txuri-urdin se habían mostrado agresivos en la presión. La acción clave del duelo se produjo precisamente con motivo de una jugada que los de Imanol apretaron mediante su habitual 4-4-2 defensivo en forma de rombo, y que los culés supieron sacar adelante agitando un poco el árbol en lo táctico. Analicemos la intrahistoria de la tarjeta roja…
Este análisis lo vamos a comenzar retrocediendo cuatro meses en el tiempo y rebobinando hasta el domingo 10 de noviembre, cuando la Real se impuso al Barcelona en Anoeta (1-0). Aquel día, los txuri-urdin fueron superiores al cuadro culé y merecieron el triunfo, pero sufrieron mucho durante el primer cuarto de hora del encuentro. Imanol apostó por presionar al equipo blaugrana mediante el mencionado 4-4-2 de medular en rombo, y la escuadra catalana acertó de inicio a encontrar constantemente a hombres libres a los costados de Zubimendi: Raphinha metiéndose dentro, Lewandowski cayendo a la mediapunta… Los de Flick engancharon así peligrosos ataques que pudieron ponerles en ventaja, de no mediar un milimétrico fuera de juego del delantero polaco.
Tres acciones correspondientes a los primeros minutos del Real-Barcelona en las que el cuadro culé conectó con hombres libres a los costados de Zubimendi y del rombo txuri-urdin en defensa.
¿Por qué ganó la Real en Anoeta? Porque Becker marcó el único gol del encuentro, y porque la superioridad txuri-urdin comenzó en el minuto 15 con el cambio táctico de Imanol, quien pasó a presionar a pares (hombre a hombre) a los jugadores del Barcelona por todo el campo.
Presión al hombre de la Real a partir del minuto 15: Aramburu (flecha) sube ya a por Balde y Zubeldia se empareja con Raphinha para perseguir al brasileño, independientemente de dónde se ubique.
En Montjuic
Casi cuatro meses después de aquel triunfo, la Real devolvía visita al Barcelona este domingo, dentro de un contexto de calendario muy concreto. Tras el partido de la primera vuelta, los txuri-urdin siguieron presionando al hombre durante casi todos sus partidos posteriores, con buen resultado además. Pero desde que la temporada se adentró en enero en una dinámica constante de encuentros sucesivos cada tres o cuatro días, Imanol ha tenido que renunciar a esa fórmula tan agresiva de apretar a los rivales. En culquier caso, el técnico oriotarra sigue apostando por ir a defender muy arriba, y el modo en que viene haciéndolo reside en el famoso 4-4-2 en rombo, dibujo que desterró momentáneamente en el duelo de la primera vuelta. Curioso: este sistema defensivo se enfrentaba en Montjuic precisamente al rival que en su día obligó a modificarlo…
La presión de la Real al Barcelona este domingo, plasmada en una imagen de pizarra. Los txuri-urdin tapan dentro mediante el rombo, y conceden de inicio los pases de Szczesny y centrales a los laterales culés (libres en los círculos rojos). Actuando así, el equipo de Imanol se asegura contar siempre con superioridad numérica de 4 contra 3 (zona blanca) en su última línea.
Captura real de pantalla que ilustra el inicio de una jugada que la Real defiende en Montjuic con el 4-4-2 en rombo. Los pases sencillos del portero Szczesny y de los centrales culés son para los laterales Koundé y Gerard, libres.
¿Cómo debía funcionar el rombo txuri-urdin cuando el Barça orientaba a un lado concreto el inicio de una jugada? El extremo más cercano al balón tenía que salir a banda para presionar al lateral. Y el extremo del lado opuesto tenía que recogerse para ayudar en el centro del campo y evitar así una superioridad numérica del Barcelona en la zona. Los culés comenzaron el encuentro con un 4-3-3 muy marcado cuyos centrocampistas eran Casadó (par de Marín), Pedri y Olmo. Como Zubimendi no podía ocuparse de estos dos últimos a la vez, recibía la colaboración de ese extremo que basculaba a zonas interiores. Veámoslo.
Ejemplo 1: el Barcelona sale por banda izquierda, así que corresponde a Sergio escorarse para presionar a Gerard Martín y a Barrene recogerse dentro para echar una mano con Dani Olmo.
Ejemplo 1 (en captura de pantalla): Sergio ha ido fuera con Gerard Martín, y la basculación de Barrene permite tener vigilado a Dani Olmo.
Ejemplo 2: el Barcelona inicia la jugada por su banda derecha y Barrene se escora para presionar a Koundé, por lo que Sergio ayuda dentro con el centrocampista que queda libre. Obsérvese que la Real siempre disfruta así de una superioridad numérica 4 contra 3 (zona blanca) en última línea.
Ejemplo 2:(captura de pantalla): Barrene aprieta en banda a Koundé y, en el otro costado, Sergio se olvida de su lateral para emparejarse dentro con Olmo (quien ha intercambiado perfil con Pedri).
La expulsión
La Real pudo apretar con eficacia al Barcelona mientras las piezas culés se ordenaron mediante un 4-3-3 bastante académico… Sin embargo, la cosa comenzó a complicarse en cuanto Flick agitó algo el árbol y dotó a sus piezas de una mayor movilidad. Tras una primera acción en la que Olmo rompió en diagonal a la banda, a la espalda de Aramburu, llegó la jugada de la expulsión, en la que Casadó se incrustó entre centrales, Raphinha dejó la banda para recibir en el carril del 10 y el propio Olmo dejó una vez más su faceta de centrocampista para formar una especie de doble punta con Lewandowski.
Panorama de la jugada previa a la expulsión de Aritz. La acción parte orientada a izquierda, con lo que Sergio se centra en Gerard (flecha). Sin embargo, la ubicación tan alta de Olmo evita la basculación de Barrene. El propio Cubarsí filtra un pase a la zona conflictiva de la primera vuelta en Anoeta, recibiendo Raphinha al costado de Zubimendi. Y a partir de ahí el Barcelona logra explotar el 4 contra 4 que ha generado en la parcela blanca mediante la citada ubicación alta de Olmo.
La jugada de la expulsión, ahora en captura de pantalla real. Se observa para empezar cómo las piezas barcelonistas bailan sobre el césped, con Casadó entre centrales, Raphinha dentro y Olmo como segundo punta. La movilidad culé desorienta a una Real que tiene a Sergio pendiente de Gerard (la acción ha arrancado algo volcada a izquierda) pero en la que a Barrene le queda demasiado lejano el propio Olmo. El extremo donostiarra marca con el brazo a Aritz la ‘nueva’ posición de su teórico par, pero el de Beasain enseguida se va a ver corriendo hacia atrás tras conectar Cubarsí con Raphinha por dentro.
Resultó significativo: la jugada que decidió el partido fue muy similar a aquellas que el 10 de noviembre habían obligado a Imanol a cambiar la forma de presionar de su equipo. Sin embargo, hay que comprender la situación en la que se halla inmersa una Real que en Montjuic disputó el 15º partido consecutivo de su maratoniana serie. Salir a Montjuic para apretar al hombre exige un esplendor físico que resultaba posible hace cuatro meses pero no ahora. Y la otra posibilidad táctica que podía manejar el entrenador, plantear de inicio un encuentro más conservador y de repliegue, no casa con el camino que ha traído hasta aquí a la escuadra txuri-urdin. Si los blanquiazules hubiesen salido a verlas venir, probablemente habrían encajado una goleada similar a la que terminaron recibiendo.