Crónica de Pilsen: viajar con la Real es la vida mejor

Lo que sobre todo hizo el gol que marcó en Viktoria en el último minuto fue evitar que la enésima fiesta por Europa resultara completa. Una pena porque hasta ese momento todo había ido sobre ruedas en tierras checas. Con un ambiente sensacional, una afición extraordinaria que no generó ni el más mínimo problema, y que socializó y confraternizó constantemente con los serios pero encantadores ciudadanos de Pilsen, y la evidencia de que todo es mucho más bonito cuando la Real viaja por el viejo continente acompañada de su gente.

Todo se inició el miércoles al mediodía. O el martes, porque el primer vuelo chárter organizado por la Real en el que viajaron los históricos del debut en Europa, familiares y muchos patrocinadores, aterrizó el martes en Praga donde pudieron hacer turismo y descansar antes de desplazarse a Pilsen, que estaba situada a cerca de hora y media por carretera.

Ese mismo martes, un vuelo regular Bilbao-Múnich ya estaba copado por aficionados al fútbol: la mitad, de la Real, que seguirían su camino a Pilsen; la otra mitad, hinchas del Athletic rumbo a Bulgaria, donde su equipo jugaba en Razgrad contra el Ludogorets. Un avión en el que reinaron el buen ambiente y las risas.

La plantilla realista viajó con la prensa al día siguiente al salir desde el aeropuerto pamplonés. Óskarsson estaba llamado a ser uno de los grandes protagonistas del viaje. El islandés ya apuntaba maneras en Noain al perder la tarjeta de embarque después del control de acceso. Fue Aguerd, que siempre suele estar junto a él, quién se la encontró para vacilarle antes de subir al avión: “Good morning, Orri!”, le espetó entre carcajadas uno de los trabajadores del club.

En un avión para 230 pasajeros solo algo de la cincuentena estaban ocupados, para que se hagan una idea. La pastelería Panadero de Eugui, también de Pamplona, se había encargado de preparar el almuerzo para todos viajeros, en una caja que contenía un sándwich, un macedonia de frutas exquisita, un yogur, y un suculento pastel de zanahoria. A la vuelta esperaría un recibimiento culinario similar. En la expedición faltaba Aihen Muñoz, que va a estrenar paternidad de forma inmediata y que se encontraba con los lógicos nervios de los aitas primerizos por lo que Imanol optó por dejarle en tierra. 

El vuelo duró algo menos de dos horas y media, y desde los aires se pudieron apreciar a la perfección de la bella Donostia y del Mont Blanc, al pasar muy cerca del techo de Europa. Cerca de las 17:30 horas, la delegación blanquiazul tomó tierra en el aeropuerto de Praga. En un abrir de ojos, sus integrantes pasaron de los más de 20 grados con los que les despidió Donostia a los menos de los fríos 5 grados y el aguanieve con los que les recibió la tierra checa.

Sin ningún control, directamente desde la pista, la expedición continuó su desplazamiento por carretera hacia su próxima estación: el estadio del Viktoria Plzen. Al llegar ya había unos aficionados blanquiazules animando a sus jugadores acompañados por un hincha polaco que soñaba con que Oyarzabal le firmase su camiseta. Tras revisar el terreno de juego sin entrenar, porque lo habían hecho por la mañana en Zubieta, Imanol y Kubo atendieron a los medios de comunicación locales y a los desplazados. Por cierto que los periodistas checos no hicieron ni una sola pregunta a ninguno de los dos realistas.

En el mensaje de Imanol, un dardito a nuestro protagonista de la película, Óskarsson al declarar después de elogiar de forma categórica su actitud, que “debe madurar y crecer mucho para ser un jugador de verdad”.

Una ciudad animada

Pilsen es un ciudad pequeña, de 170.000 habitantes, que a pesar del frío cuenta con mucha animación en sus cervecerías donde se come y se bebe muy bien. El miércoles ya había muchos aficionados realistas dejándose notar, sobre todo según fueron pasando las horas y avanzando la noche.

La cena entre directivas discurrió bajo un manto muy cordial y cercano. Aperribay explicó que ya se conocían de antes y que las relaciones eran muy buenas. Es más, la directiva checa elogió la profesionalidad de la entidad txuri-urdin. 

El jueves, día de partido, fue cuando llegó el grueso de los cerca de mil seguidores realistas que arroparon a su equipo. A pesar de que no era sencillo identificarles porque estaban protegidos por el frío y la humedad reinante, se escuchaba hablar mucho euskera por las calles y los saludos y los guiños por las calles eran constantes.

La gente estaba encantada por el buen ambiente y la tranquilidad que se respiraba. La gran mayoría destacaba que es más divertido ciudades pequeñas para estar más cerca y juntos, y sin apenas correr riesgos ni miedos. El perfil medio era sobre todo familiar y cuadrillas de amigos, muchos de ellos acompañados de sus parejas. Se notó menos gente joven de lo habitual.

Por cierto, en su mayoría llegados de todo Gipuzkoa, pero también se dejaron notar hinchas de Durango, héroes en territorio comanche, hasta de Pamplona con camiseta de Osasuna, Guadalajara y más lugares donde lucen orgullosos sus colores. Incluso del extranjero como de Polonia o de la misma Chequia. A todos los sitios a los que va la Real siempre encuentra un aficionado…

Pilsen no es una ciudad muy turística. Cuenta con una Plaza de la República preciosa, en el que ya estaba instalado el mercadillo de Navidad y una sinagoga que merece la pena visitar. Es tan pequeña que no era complicado encontrarse varias veces con los mismos ni tampoco le sorprendió a nadie toparse con el presidente y su séquito.






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📸 La afición de la Real toma Pilsen
N.G.

Como suele ser habitual en los viajes, Aperribay se mostró encantador y cercano con todos los aficionados que se le acercaron para charlar, animarle, felicitar o incluso reprocharle alguna circunstancia. El debarra siempre se ha movido muy bien en las distancias cortas.

El dirigente habló sin límites y con sentido común de la polémica por el horario, dejando claro que la Real está como el Athletic, es decir que no quiere sentirse muy perjudicado (se niega a jugar el jueves de la segunda semana de parón porque corren el peligro de ser denunciados por alineación indebida), pero admite que no ha movido un dedo y que se encuentra a disposición de lo que determinen los organismos. Su sensación era que iban a tener aplazar el derbi.

Una vez más y esta vez falló, pronosticó una victoria realista y se mostró muy optimista de cara a la visita del líder de esta domingo: “Yo creo que vamos a ganar, siempre pienso así. Eso sí, a nadie se le escapa que el Barcelona de hoy en día te hace un embarazo de cinco meses sin darte cuenta”, bromeó con gracia. 

Sin sitio para comer y un balneario… ¡de cerveza!

La temperatura fue subiendo después de los almuerzos, donde apenas había sitios libres por las reservas de los hinchas blanquiazules más previsores. Los más animados ya estaba combatiendo el frío bebiendo la famosa en el mundo entero cerveza de Pilsen desde las 10 de la mañana.

Otros, decidieron visitar el museo de dicha bebida e incluso algunos disfrutaron de una increíble experiencia en un balneario de cerveza. “Es el sueño de mi vida, hubiese pagado más de los 55 euros que me han cobrado”, declaró entusiasmado uno de los aficionados que había recibido en una bañera baños de cebada y lúpulos y que incluso se tiraban por la cabeza jarras de cerveza que estaba consumiendo al mismo tiempo cuando se les empezaba a quedar caliente.

Los agentes de seguridad que viajaron con la realidad pasaron por los restaurantes avisando a la afición txuri-urdin que no volvieran a la plaza de la República porque era donde se solía juntar la parroquia local antes del encuentro y evitar así cualquier tipo de confrontación.

Después de comer, ya de noche, el mercurio fue bajando mientras la afición realista cada estaba más caliente y divertida. Insistimos, sin generar ningún mal rollo, ni por los típicos patosos que sobrepasan su límite con la bebida. Ningún solo incidente en 48 horas. La convivencia con la gente del Viktoria fue tan magnífica que incluso muchos de los hinchas locales prefirieron acercarse hasta el meeting point de la hinchada realista. También se pasaron Aperribay acompañado por varios de los históricos que hicieron las delicias de los presentes y que no dudaron en acercarse para charlar con ellos. “Estábamos tan tranquilas y de repente se nos ha acercado Aperribay para preguntarnos a ver qué tal estábamos”, comentaban entre risas Ane y Amaya, de Elgoibar.

Un checo se emociona con Zamora

La presencia de Arconada y de Zamora fue la que más generación despertó. Incluso un aficionado checo, que se hizo seguidor de la Real, por el eterno 10 txuri-urdin, no pudo reprimir las lágrimas cuando le conoció y pudo fotografiarse junto a su ídolo.

En resumen, la gente estaba feliz y encantada. Hasta que llegó la hora de entrar al Doosan Arena, un estadio algo más grande que Ipurua, pero bastante parecido sobre todo porque lucen los mismos colores azulgranas. Los seguidores realistas se quejaron de que la visibilidad no era muy buena que les molestaban mucho los cristales de protección al ser muy gruesos y poco transparentes. Aparte que estaban muy abajo y la otra portería se veía fatal. Al menos tuvieron la suerte o mala, siempre según se mire, de que el gol de Óskarsson lo marcó en su portería. Para ese momento ya habían sufrido un doloroso jarro de agua fría en el tanto inicial de los checos en su primer acercamiento a los dominios de un desafortunado Remiro.

Los jugadores del Viktoria Pilsen, con la afición de la Real Sociedad, en el Doosan Arena Viktoria Plzen


El gol y su posterior celebración fue el momento álgido vivido dentro del estadio, como no podía ser de otra manera. Incluso los realistas se volcaron para empujar en esa ofensiva total de su equipo en los últimos minutos, pero lo que ninguno se esperaba es que una pérdida de nuestro querido Óskarsson provocó una pérdida que acabó en el 2-1 local que desató la locura en el resto de la grada que se frotaban los ojos al percibir que estaban mucho más cerca de la derrota que del triunfo. Tras el pitido final, muchos hinchas realistas se quejaron de que fueron muy pocos los jugadores que les aplaudieron y les dieron las gracias y que apenas se acercaron. Hay que cuidar esos detalles…

Al contrario que al final del choque en el campo, el buen ambiente era tan evidente que la policía local no tuvo problemas en dejarles salir sin esperar más de media hora como suceden en otros destinos. Lo más importante para esta gente es que te puedas beber la cerveza que quieras y necesites. ¿Que has ganado? Una jarra para celebrarlo. ¿Que has perdido? Mejor dos, para olvidar cuanto antes las penas…

Como ha solido pasar en más de una ocasión, el terrible mazazo no cortó las ganas divertirse de muchos realistas que llenaron los pocos bares, algunas auténticas cuevas malolientes, que cerraban más tarde. Algún aficionado lamentaba la derrota y señalaba que “los del Plzen se sacan fotos con nosotros como si hubieran ganado al Madrid, ese era su nivel…”.

La realidad es que, aunque para muchos la noche fue larga, la mayoría emprendía este viernes por la mañana el regreso a casa o a otros destinos para continuar sus viajes organizados de vacaciones con más destinos, sobre todo el de Praga.

La afición de la Real Sociedad, en Pilsen


Noche dura en el cuartel general

En lo que respecta al equipo, después de una noche dura y con las esperadas caras serias, la expedición ha emprendido el vuelo de regreso a las 12.00 horas desde el aeropuerto de Praga vía Pamplona, donde ha aterrizado cerca de las 14.30 horas. No había ganas ni de jugar a cartas esta vez (al final se ha improvisado una que no paró ni en el aterrizaje) y el sonoro silencio de la derrota ha marcado el viaje de vuelta a casa. 

Al menos Aguerd explicaba que pensaba que no tenía nada excesivamente grave al entrar en el avión, aunque todavía deberá pasar las pertinentes pruebas ya que Imanol le descartó para el domingo por una lesión en los isquiotibiales.

El realista Nayef Aguerd sube al avión en Praga Mikel Recalde


Esta vez Aperribay y su esposa Amaya sí han viajado con el equipo en lugar de hacerlo una hora más tarde con las viejas glorias y los patrocinadores del club. En el avión viajaban 58 en sus 230 asientos. 

En resumen, una derrota cruel y dura, cuyo formato se está repitiendo en demasiadas ocasiones, lo que deja de ser una casualidad. Lo decía Imanol, todavía no son equipo de verdad: “No somos capaces de dar el salto definitivo, sobre todo cuando somos mejores que el rival. Si no se puede ganar por falta de acierto, al menos no perder”…

La decepción no puede empañar la seguridad de que no hay nada más bonito y divertido que acompañar a la Real. En un momento en el que se pone en duda todo, y tal y como se llamaba el avión con el que regresó la expedición, el club debe sentirse reconfortado porque vuelve “Orgulloso de mi gente”. De la gente de la Real. Este equipo está obligado a entender que no puede dejar de disfrutar a su afición, no solo en el campo, por supuesto, pero también en los viajes que hace para acompañarle y arroparle en la salud y en la enfermedad…

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