Crónica del Osasuna – Real Sociedad (0-2) | La victoria mejor calculada

0

“We are txampions league, we are txampions League”. Antes de que comenzara la fiesta de motivación de El Sadar para insuflar de energía positiva a los suyos en la previa del partido de sus vidas en busca del primer título de su historia, la afición txuri-urdin recuperó ese cántico que sonaba en una situación similar en las gradas de Riazor hace justo diez años. Parecida porque el adversario y su parroquia estaban a otras cosas nada más acabar la contienda. La Real selló en Pamplona su victoria más necesaria, esperada y, por qué no decirlo, calculada. Al término del encuentro de Bilbao, en la zona mixta, a Le Normand le entró la risa cuando le preguntaron por el calendario y por las ocasiones desperdiciadas en las últimas semanas por los blanquiazules: “Eso es cosa de vosotros”, señalando a la prensa. Nadie discute que a los donostiarras les aguardaban en este tramo final unos retos de los más exigentes y complicados, sobre todo fuera de casa. Pero en los desenlaces de los campeonatos siempre se suelen abrir muchas puertas inesperadas en escenarios insospechados. En cuanto Ibáñez logró ese histórico gol en Bilbao, fueron muchos los seguidores realistas que constataron que la Real iba a visitar Pamplona cuando los anfitriones tendrían la gran final en la cabeza. Imanol también lo vio claro y lo demostró en el Villamaraín. Por primera vez en mucho tiempo, el técnico jugó claramente a empatar, consciente de que como sumara un punto impediría acercarse a los de Pellegrini y encima tendrían una opción de oro en su visita al vecino navarro.

Y dio en el clavo. La Real fue muy superior a los rojillos, gracias a una salida en tromba y a una segunda parte de resiliencia aderezada con claras contras que le permitieron estar cerca de sentenciar en cualquier momento. Barrenetxea, con la ayuda de Herrera, puso el 0-1 nada más empezar, en un gol clave para las malévolas intenciones blanquiazules, la defensa aguantó como un auténtico muro pétreo que no desmereció la exhibición de los centrales rojillos el día D en Bilbao y casi al final, tras dos palos de Oyarzabal y Sorloth, un gran Kubo finiquitó el derbi. Con Silva tan inspirado y con Zubimendi guardándole las espaldas como el socio que todo artista necesita para explotar su arte, todo es mucho más sencillo. La Real tiene el pasaporte soñado a la Champions en Anoeta. Ya no puede fallar. Y las expectativas las han generado ellos solitos por el simple hecho de que son muy buenos y llevan una temporada sobresaliente.

Imanol era plenamente consciente de que el partido era el señalado en esta recta final de la Liga. Después de empatar ante el Betis el martes, un triunfo en Pamplona frente a un Osasuna que se encuentra a la espera de la gran final de Copa dentro de ocho días era la clave para acercarse de forma casi definitiva a la Champions. Por lo tanto, y a pesar del cansancio acumulado que él mismo denunció en la rueda de prensa previa, no dudó en explotar su equipo casi titular con los esperados cambios en la punta de ataque. En la zaga la novedad fue Aritz; en la medular regresaron Merino y Silva; y en la delantera, ahí estuvo la gran novedad, entraron Cho, Carlos y Barrene, que no fueron titulares en Sevilla. Mientras, en el flamante Osasuna finalista, Arrasate optó por combinar habituales titulares y suplentes. Más o menos lo esperado pese a que acertar con los nombres era cuanto menos complicado. Los dos Kikes y Moi aparecían como la principal amenaza en un once de plenas garantías con el que buscaba un triunfo vital que le permitiera asaltar los puestos europeos. Quizá no lo afrontaba como si fuese un duelo decisivo, tal y como lo había vendido Imanol.

Por cierto, un derbi precioso en un estadio magnífico con una expectación inusitada y está bien que se tomen medidas con el precio de las entradas, pero con la capacidad de los campos vascos se debería obligar a que al menos pudieran viajar 1.500 hinchas visitantes. Y esto no es señalar a Osasuna, sino que todos deberían hacer examen de conciencia y asumir que con los escenarios modernos que han logrado todos los equipos vascos no es de recibo que se recorte la afluencia visitante hasta los 600 espectadores. Es una pena. Hay que hacer algo.

La Real volvió a arrancar como un rayo el encuentro consciente de lo que se jugaba y de la importancia de sumar los tres puntos en El Sadar. Hace cuatro años, con Odegaard a los mandos, fue Portu quien trituró el sistema defensivo de Arrasate ensañándose con Estupiñán. En esta ocasión, el plan fue el mismo, con Silva al timón y Cho y Barrene explorando espacios desde los dos flancos. A los tres minutos, el galo puso un córner en el segundo palo, Zubimendi ganó el salto y Merino, tras controlar en el área, disparó alto. Pocos segundos después, el navarro proyectó a Barrenetxea, cuyo centro lo solventó Herrera sin excesiva amenaza. En el minuto 6, llegó el gol. Mal saque de Herrera que cortó Cho, este entregó a Silva, que envió a Barrene, cuyo centro no logró rematar Carlos antes de que Herrera, apurado, se lo introdujera en su propia portería.

Con la Real lanzada, Merino volvió a meter un buen balón a Barrene que era un auténtico puñal, pero no llegó nadie a su servicio. En la siguiente acción, Kike cabeceó a las manos de Remiro un buen centro de Manu.

A partir de ahí el duelo se equilibró, con muchos centros de Osasuna bien defendidos por los centrales realistas. En cambio, Remiro se tragó uno y el pase de Aridane lo remató fuera sin portero Kike García. Herrera quiso emular al de Cascante en una salida de la pelota muy arriesgada que estuvo a punto de cazar Cho. A la media hora, Zubeldia dibujó un pase perfecto a Carlos, que, en vez de finalizar con su pierna menos hábil, reculó y Merino chutó alto. El navarro volvió a repetir el mismo pobre lanzamiento con el interior de su pie bueno, que atrapó sin despeinarse el meta local, tras una buena contra dirigida por un sublime Silva. A los 40 minutos, otra vez Silva buscó a Merino, cuya apertura la concluyó al primer toque Cho y Barrene se quedó sin recoger el rechace de Herrera por la rápida intervención de Aridane.

Ya en el descuento, en una acción más que condenable, el canterano Iker Muñoz buscó descaradamente un penalti ante la presión de Merino. El 8 realista también lo hubiese hecho… Pero aunque le puso emoción, Pizarro no picó. Descanso y un buen 0-1 para la Real, que pudo incluso irse con más ventaja. Y el foco puesto en Merino, que protagonizó varias pérdidas incomprensibles, algunas en pases horizontales peligrosísimos, y que volvió a confirmar que sigue reñido con el gol a pesar de tenerlo todo para marcar las diferencias en este apartado.

Imanol anda sobrado de recursos y en el descanso optó por dar entrada a Oyarzabal en lugar de un Cho que empezó muy fuerte pero que se fue diluyendo con el paso de los minutos. El 10 se colocó en la derecha, porque Barrene se había ganado el derecho de mantenerse en la izquierda. Como se esperaba, Osasuna volvió amenazando y Moi Gómez y Aimar estuvieron cerca de empatar. Pero la zaga realista se hizo fuerte y resistió aguardando la aparición de sus elementos ofensivos que tantas veces marcan las diferencias. Sus contras no eran verticales, pero siempre bien jugadas. Barrene se volvió a topar con Herrera, Zubeldia salvó un disparo de Budimir y Oyarzabal y Sorloth se encontraron con la madera en sendas asistencias que se dieron mutuamente. Kubo también salió muy motivado y, tras rozar la escuadra, convirtió en gol un buen pase de Merino en el último minuto.

Es lo que tiene abrir la jornada, que cuando ganas das un paso de gigante a falta de solo seis etapas y metes toda la presión del mundo a tus perseguidores. Algunos se pensaban que la gran Real de Imanol no iba a volver en el momento cumbre de la campaña. Lo lleva haciendo cuatro años. Nada es casualidad. Este viernes logró el triunfo a domicilio que tanto esperaba y buscaba. La calculadora de Imanol funciona y ahora ya no se puede fallar. La Champions League está más cerca que nunca.

source

About The Author

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *