David Silva y Courtois, en una acción del partido ante el Madrid.
Ruben Plaza
Cuando son tan demoledoras, las estadísticas no engañan. Ante el Real Madrid, David Silva fue el futbolista que mejor porcentaje de acierto tuvo en los pases (94,3%), el que más veces tocó la pelota (86), el que dio más pases (66), el que más balones recuperó (9), el que más toques dio en el área rival (8), el que más tackles se llevó (5), el que más ocasiones generó (3) y dio una asistencia en el segundo y definitivo gol de Barrenetxea (registros sacados de Squawka). Un servicio, este último, que vino precedido de un robo suyo. Ni qué decir tiene que volvió a ser elegido el MVP. Por todo esto y por mucho más, como jugar casi siempre como los ángeles, mejorar la jugada en cada intervención y, lo que sin duda es más complicado, entregar el esférico en todas sus entregas como más le conviene al receptor. Se veía venir y acabó siendo inolvidable. Una grada puesta en pie, entregada, con mucha gente haciendo veneraciones con los brazos, le despidió con una de esas ovaciones que detienen el tiempo y se convierten en una fotografía para la eternidad con el marcador al fondo luciendo el memorable 2-0.
La pregunta que se hacía una afición enamorada y emocionada a la tardía salida del estadio es a ver a qué demonios estaba esperando el club para sellar de una vez por todas su renovación para la próxima temporada. Pero, como viene informando este periódico, la situación siempre ha estado bajo control. En febrero de este año, cuando Relevo informó de que la Premier de Arabia le estaba tentando con una suculenta propuesta, la opción pareció más que complicada debido a que el jugador ya había rechazado antes de recalar en Donostia los petrodólares y en todo momento había dejado claro que su prioridad era su familia y que aquí habían encontrado una situación casi inmejorable para disfrutar del ocaso de su carrera y para disfrutar de la vida.
Fuentes oficiales del club consultados por este periódico en ese momento confirmaron que “la dirección deportiva no le mete prisa, es plenamente consciente de que se trata de un tipo de futbolista del tipo de los Xabi Prieto, Aranburu… que son los que deciden si continúan o no en función de si se les ha hecho largo el curso o si se encuentran físicamente preparados para continuar un año más a este nivel de exigencia”. Y que aún era pronto para tomar la decisión definitiva.
A finales de marzo, el agente de Silva, Amadeo Rengel, estuvo en Donostia y ya transmitió al club, con el que mantiene unas excelentes relaciones desde hace años, que su intención era la de renovar su contrato si no sucedía ningún imprevisto. Es más, en principio quedaban a la espera de la llamada desde Anoeta para sentarse a hablar y sellar un acuerdo inevitable dadas las voluntades de ambas partes. Cuando ya se ha superado incluso el 29 de abril, fecha en la que prolongó por un curso más su última vinculación, Silva continúa sentando cátedra en las últimas semanas durante el momento más importante de la temporada, por lo que ya se ha autoconfirmado plenamente que se encuentra en plenas condiciones para afrontar una nueva temporada al máximo nivel con la txuri-urdin.
Algunos apuntaban que había que estar pendiente del ascenso de Las Palmas, una aspiración que siempre ha tenido en mente, pero el de Arguineguín no esperaba encontrarse con lo que le está dando la Real. “Algún día me tendré que retirar”, señaló agotado pero feliz al término del encuentro. Todavía le queda fútbol para rato...