El extraño caso del doctor Jekyll y mister Hyde regresa a sus pantallas. Difícil de entender los motivos por los que el mismo equipo, una plantilla con un plan elaborado para competir de igual manera sea cual sea el escenario, se muestra tan diferente en su estadio como fuera. Los números no engañan. Cuando ya se ha disputado el primer tercio de competición, la Real es el peor local del campeonato y el tercer mejor visitante. Lo primero le deja fuera del vagón europeo y lo segundo le mantiene a tiro del sexto puesto, que se encuentra a cuatro puntos tras el empate del domingo entre Athletic y Betis en Bilbao.
Lo curioso del caso es que lo normal, más aún en un club como la Real, que ha vivido durante muchos años de los goles de un 9 referente, es contar con estadísticas poco equilibradas pero al revés, es decir, avanzar haciéndote fuerte en casa y que le cueste más sumar fuera. Desde que está Imanol, esa tendencia histórica se ha volteado y su libro, el que lleva seis años, se ha basado en conseguir mejores resultados en el exilio que ante su propia afición. Algo que le duele expresamente al propio técnico hasta el punto de que le cuesta encontrarle una explicación: “Nos pasa un poco de todo. Hay veces que nos condenan los detalles. El otro día en Anoeta el equipo hizo 25 minutos muy buenos contra Osasuna, con y sin balón. Estuvimos muy bien en la presión tras pérdida. Es verdad que también salieron en un par de transiciones, una de Bryan. Creo que fue más por fortuna que por no estar bien equilibrados. Tras encajar el gol el equipo desapareció durante unos minutos y ahí dejamos de hacer todo lo que estábamos haciendo bien. Es lo que no puede pasar. En esa fase hubo un poco de todo. En algunos partidos que se han ganado también han pasado situaciones de ese tipo, pero los pequeños detalles hacen que si tú anotas cambia todo. Pasamos del 1-1 al 0-2. Detalles que marcan un partido. Esto no significa que no hagamos autocrítica, que la hacemos todos los días. Se gane, se empate o se pierda”, declaró entre semana.
Después de vencer en Sevilla confirmó su cambio de estado de ánimo: “No es fácil jugar aquí como lo hicimos en el primer tiempo. Creo que fuimos superiores al Sevilla. Apenas nos generaron nada, y nosotros fuimos capaces de quitarles la pelota y hacerles daño. Era justo que fuéramos 0-2 en ese minuto en el que Mikel hizo el segundo, pero, no obstante, no estoy contento a partir de ese minuto, porque facilitamos y cometimos varios errores que no los pagamos, pero con los que se podía haber metido en el encuentro el Sevilla en cualquiera de ellos, y son cosas que debemos corregir si queremos crecer. Lo que era importante, una vez más, era demostrarnos a nosotros mismos que podemos hacer las cosas bien y completar un partido como el que hicimos”.
La Real visita este jueves Pilsen, donde tratará de buscar su cuarta victoria consecutiva a domicilio tras las de Girona, la de Belgrado ante el Maccabi y la de Sevilla. En sus últimas trece salidas, en las que se incluyen los cinco últimos encuentros del pasado curso y las ocho que lleva esta temporada, la Real ha sacado adelante siete encuentros, con cuatro empates y dos derrotas, una en el Camp Nou ante el Barcelona de Xavi y la única de esta campaña fuera, en Mallorca por 1-0.
La prueba de la verdad para este equipo llegará en las próximas semanas, con dos duelos clave. La visita a Anoeta del flamante líder del campeonato, la máquina de Flick, en una de esas oportunidades en las que, cuando menos se espera de ella, la Real da el do de pecho y le permite convertirla en el ansiado punto de inflexión. “Estamos haciendo lo posible para cambiarlo y para que los aficionados se vayan con una alegría cada vez que vengan. El equipo no baja los brazos, que trabaja y que queremos más. Y que tenemos una deuda pendiente. Estoy convencido de que, entre todos, daremos la vuelta a la situación”. La visita del todopoderoso Barça ya está a la vuelta de la esquina…
Y, tras otro infumable parón por otras dos jornadas internacionales infumables y a la espera de que se concrete la fecha del Jove-Real de Copa, los blanquiazules afrontarán el derbi en San Mamés en un duelo de máxima exigencia en el que van a tener que hacer valer su condición más fiable como visitante si quieren salir vivos. Son ya tres los años consecutivos regresando a casa por la A-8 de vacío y hay que romper esa dinámica cuanto antes. Será, por cierto, el primer duelo de máxima rivalidad vasca para muchos de los que están jugando, como Aramburu, Aguerd, Javi López, Sergio Gómez, Sucic y Óskarsson.