Partamos de una base, la de los detalles. En el cómputo general del partido, la Real Sociedad fue superior al Cádiz y mereció llevarse la victoria. A partir de ahí, debemos ser capaces de entender también que, en esto del fútbol, anda todo muy igualado, igualadísimo: incluso en encuentros de signo claro como el del viernes, hay jugadas que pueden marcar el devenir de un duelo por cuestión de centímetros. Y se dieron la otra noche en Anoeta. Afortunadamente, Juanmi solo tiene la pierna izquierda para subir al autobús, el claro cabezazo de Chris Ramos en la primera parte se marchó fuera, y el propio delantero visitante estaba en ajustado fuera de juego antes de la acción que habría podido suponer la expulsión de Zubeldia. Salió cara igual que otras veces salió cruz, en tardes iguales o mejores que se saldaron con la frustración propia de un resultado adverso.
1- TRAORÉ PARA LA SALIDA. La apuesta por Becker como teórico extremo izquierdo (4-3-3) pareció determinar una alternativa por la que Imanol no había optado este curso. Situó a Traoré como tercer central en salida de tres y dio las bandas a Kubo y Galán, metiendo al propio Sheraldo como segundo punta. Así generaron los txuri-urdin la clara ocasión de Oyarzabal (pase de Brais) inmediatamente previa al córner que significó el 1-0.
Fuera como fuera, merece subrayarse el buen trabajo que completó la Real para superar a su rival, generándole ocasiones y acercamientos interesantes incluso antes de ese 1-0 que siempre cambia la dinámica de un partido. Imanol apostó por regresar al habitual 4-3-3, aunque lo dotó de matices que bien podían esperarse de antemano, una vez vista la inclusión en el once inicial de Sheraldo Becker. El de Surinam es un falso extremo con tendencia a pisar carriles interiores, una especie de Portu, así que el míster obró en consecuencia a la hora de diseñar alternativas estructurales de ataque. Con el Cádiz bien ordenadito en 4-4-2 y sus dos puntas (Maxi Gómez y el propio Juanmi) alternándose en la vigilancia a Zubimendi, mover el árbol pasaba por provocar en el tablero un desorden ordenado, modificando la ubicación de varias piezas clave. Y el equipo txuri-urdin mostró aquí variedad de ideas y alternativas que, más allá de determinados apuros, pudieron llevarle a golear.
2- ZUBIMENDI INCRUSTADO. Otra variante. Ante un Cádiz que tapaba las vías interiores de pase, Zubimendi se incrustó entre centrales para encontrar la primera salida a través de Traoré y Galán, muy proyectados al ataque. Las recepciones de estos permitían ya explorar posibles pases dentro, con Kubo y Becker moviéndose en zonas intermedias, entre centrales y pivotes rivales. Fue una nueva vía para avanzar hacia la meta de Ledesma, quien tuvo mucho trabajo.
Salida de tres con Traoré de tercer central para situar al mismo Becker como segundo punta, Zubimendi incrustado para meter dentro a los extremos y ganar un hombre por dentro, buscar en posiciones avanzadas al pivote donostiarra… Todo sumó para que Ledesma (cerca anduvo un muy buen Robert Navarro) se convirtiera en el mejor jugador de los andaluces, quienes, eso sí, también hallaron grietas en el entramado blanquiazul. En situaciones de reinicio rival, con la Real teniendo tiempo para ordenarse, el emparejamiento del citado Zubimendi con uno de los puntas rivales ayudó mucho. En cambio, cuando el Cádiz pudo robar en situaciones a juego corrido y lanzar al mano a mano de sus delanteros con Zubeldia y Le Normand, estos sufrieron una barbaridad, mostrándose menos acertados que durante el grueso de la actual temporada.
3- DAR ‘VUELO’ AL PIVOTE. Sobre todo durante los primeros minutos de la segunda parte, la Real encontró interesantes superioridades invirtiendo su triángulo del centro del campo. Brais y Merino perdían altura y Martin Zubimendi la ganaba. Toda vez que Alcaraz y Kouamé tenían a perseguir a los interiores txuri-urdin, el cuadro local conectó en varias ocasiones con su pivote, libre al quedar sin la marca habitual de Juanmi o Chris.