Sobre el papel, la continuidad en la composición de una plantilla, de temporada a temporada, resulta positiva y garante de que los éxitos seguirán produciéndose. Sobre el papel, por lo tanto, el Inter de Milán no deja atrás un verano que invitara precisamente al optimismo. Durante la pasada campaña, el equipo nerazzurro alcanzó con brillantez la final de la Champions League, duelo que no mereció perder contra el Manchester City. Después, en las semanas posteriores a la cita de Estambul, su plantilla fue objeto de un mercado de locos, con continuas idas y venidas. ¿Cuántas en total? 14 de los 25 futbolistas que actualmente componen la escuadra no militaban en ella el último curso. Otros 13, por su parte, atravesaron entre junio, julio y agosto la puerta de salida. Una revolución.
Sin embargo, y afortunadamente para el primer rival europeo de la Real Sociedad 2023-24, este Inter no está trasladando a la práctica del verde aquello que dictaría la teoría de los despachos. ¿Por qué? Pues porque, en realidad, nueve de los once titulares en el Ataturk Stadium siguen componiendo la alineación tipo de Simone Inzaghi. Y también porque, más importante aún, el técnico italiano vive ya su tercera temporada consecutiva al frente del equipo. Todo sigue fluyendo en el equipo de Milán. El meta Sommer (llegado del Bayern de Múnich para relevar a Onana) y el delantero Marcus Thuram (fichado del Monchengladbach para sustituir a Dzeko) han caído de pie en el engranaje. Y los demás recién llegados, por su parte, se van adaptando en calidad de suplentes, muchos de ellos de lujo. Un ejemplo a este respecto sería Davide Frattesi, centrocampista cuya titularidad en el derbi del pasado sábado reclamaba media Italia. El ex del Sassuolo se había lucido con la selección durante el parón internacional, pero los galones son los galones, y el míster mantuvo a Barella y a Mkhitaryan. Como para no.
¿ROTACIONES? Una cosa es jugar bien fuera del contexto de este Inter. Y otra muy distinta, funcionar dentro del muy característico mapa táctico que ha ido tejiendo el cuadro transalpino. Sí, el propio Frattesi puede aportar rendimiento desde ya mismo. Pero de momento Inzaghi no toca lo que funciona, más allá de lo obligatorio (no ha viajado el lesionado Calhanolgu y el albanés Asllani es su posible relevo). ¿Quizás se atreva con alguna rotación esta noche en Anoeta? Sus próximos partidos de la Serie A se antojarían más propicios para ello, contra Empoli, Sassuolo y Salernitana antes de jugar ante el Benfica el 3 de octubre. Sea como sea, con unos o con otros, la propuesta apunta a ser la esperada, hoy en Donostia: la de (casi) siempre.
El Inter dibuja en los gráficos un esquema 3-5-2 que rara vez se atisba en la fase ofensiva, pero que en la defensiva suele mantenerse. Los movimientos de sus futbolistas sin balón, eso sí, pueden resultar también bastante agresivos, dependiendo de si el equipo elige apretar arriba o recular un poco más. Cuando se atreve a ubicar alto el bloque, Inzaghi suelta a los carrileros a por los laterales rivales y deja dentro a sus interiores, quedando tres para tres los centrales contra los atacantes de un adversario dispuesto en 4-3-3. Si el Inter espera más replegado, en cambio, son los interiores quienes salen fuera a por los laterales rivales, quedándose Dumfries y Dimarco marcando a los extremos. Esta última opción exige, eso sí, persecuciones muy llamativas de los centrales a los medios del contrincante (Darmian a Merino y Bastoni a Brais), lo que puede terminar abriendo una puerta hacia el área de Sommer.
UN ATAQUE DE LOCOS. Si comentábamos antes que el Inter es una escuadra muy característica, lo hacíamos pensando, sobre todo, en su faceta ofensiva, y principalmente en ese momento en el que el meta o los centrales inician una ofensiva con el balón controlado. ¿Qué hace el equipo entonces? Provoca que su sistema salte por los aires: sube a Acerbi a la posición de pivote, abre a Darmian y a Bastoni, proyecta a Dumfries a la altura de los delanteros, escora a Barella al puesto de lateral derecho… Mueve muchas piezas, sí, con el gran objetivo de atraerte a la presión, partirte en dos y buscar constantes envíos directos al posible mano a mano de sus atacantes con tus defensas. Thuram, el propio Dumfries e incluso Lautaro, quien utiliza con eficacia sus 1,74 metros de estatura, son ganadores de duelos para que lleguen las ocasiones de quienes caen por allí: los puntas, Mkhitaryan, Dimarco o incluso Bastoni. Hay salidas y fórmulas de todos los colores…
¿Por qué apostará hoy la Real cuando le pongan al cebo? ¿Se lanzará? ¿Aguantará? He ahí una de las claves del partido contra un Inter al que, si no le funcionan estos intentos, siempre le quedan las transiciones tras robo. Imanol y los suyos van a tener que cuidar muy mucho la calidad de sus pérdidas. Y, obviamente, van a tener que competir a un nivel sobresaliente. Se enfrentan a un equipazo cuya maquinaria se encuentra perfectamente engrasada. Es un reto de mucha altura.
SOMMER, LA ‘BESTIA’ THURAM Y UN AMPLÍSIMO FONDO DE ARMARIO
La fotografía del mercado estival vivido este curso por el Inter de Milán (68 millones de superávit según Transfermarkt) habla, a peso, de que los italianos cuentan ahora mismo con una plantilla peor que la de la pasada temporada. Han perdido a futbolistas como Handanovic (sin equipo), Skriniar (PSG), Gosens (Union Berlín), Brozovic (Al-Nassr), Lukaku (Roma) o Joaquín Correa (Olympique de Marsella). Y hablamos aquí de una lista de jugadores con una calidad suprema. Sin embargo, con todos ellos se da un denominador común: ninguno era titular a las órdenes de Simone Inzaghi, quien solo ha perdido de una campaña para otra a portero y delantero centro titulares, muy bien sustituidos ambos.
El meta Onana se ha marchado al Manchester United (por en torno a 50 millones) para reunirse allí con Erik Ten Hag, el técnico a quien ya tuviera en el Ajax. El veterano punta Edin Dzeko, mientras, ha hecho las maletas para enrolarse en el Fenerbahce turco (libre). Y la reacción del Inter ante estas circunstancias ha consistido en mirar a la Bundesliga y firmar a Yan Sommer (Bayern, 6,75 millones) y a Marcus Thuram (Monchengladbach, libre). Los dos están aportando rendimiento inmediato, sobre todo el atacante francés.
Thuram es galo pero nació en Parma hace 26 años porque su padre, el mítico Lilian, jugaba allí. En cuatro partidos con el Inter ya suma dos goles y tres asistencias, figurando en la cúspide de una nómina de incorporaciones con las que el equipo se ha dotado de un muy buen fondo de armario. No han mediado fichajes de relumbrón, pero los Pavard, Cuadrado, Carlos Augusto, Frattesi o Alexis se antojan refuerzos muy coherentes para dar descanso a los teóricos titulares.