El rival de la Real: un Barcelona esclavo de la perfección

El pasado domingo 10 de noviembre, el Barcelona encajó en Anoeta su segunda derrota liguera de la temporada. El anterior tropiezo, un 4-2 en El Sadar contra Osasuna seis semanas antes, contaba con el asterisco de las rotaciones masivas que Flick acometió en tierras navarras. El 1-0 de Donostia, mientras, tuvo mucho más de significativo, pues el cuadro culé y su unidad A se vieron ampliamente superados por la Real Sociedad. ¿Cómo? Pues mediante una fórmula txuri-urdin con la que el Espanyol ya había amagado en el derbi de la jornada previa y con la que el equipo de Imanol terminaría golpeando: ante la adelantada zaga blaugrana, procedían las diagonales y las incorporaciones desde segunda línea para evitar repetitivos fueras de juego. Ganaron los guipuzcoanos y, como en Primera División todo se analiza al dedillo, tomaron nota el resto de escuadras del campeonato.

Una muy mala racha…

Los números del Barcelona tras pasar por Anoeta resultaron paupérrimos. La derrota en Donostia inauguró para los culés una racha nefasta que se tradujo en sumar únicamente seis puntos de 24 posibles. A lo largo de ocho jornadas, los de Flick sólo consiguieron ganar un partido y empatar otros tres, perdiendo un total de cuatro. Hubo encuentros de todos los colores durante la serie, pero quedó la sensación principal de que la presión catalana y los propósitos de su defensa adelantada hacían aguas: los pasadores podían lanzar envíos profundos sin el acoso de ningún jugador blaugrana, y además los destinatarios de esos servicios no eran ya delanteros en posición antirreglamentaria, sino extremos o interiores que irrumpían al espacio por sorpresa.

… Y una buena serie reciente

En lo que se refiere exclusivamente a los resultados, el Barça le ha retomado ya el pulso a la competición. Cuenta por victorias sus cinco últimos encuentros ligueros, ante Valencia (7-1), Alavés (1-0), Sevilla (1-4), Rayo Vallecano (1-0) y Las Palmas (0-2). Las sensaciones, mientras, apuntan a que el equipo de Flick sí ha recuperado chispa ofensiva, pero no solidez defensiva. Mantiene su idea de presionar de forma agresiva, ubicando la retaguardia muy lejos de la portería propia. Y los rivales continúan generándole problemas, al acertar a superar la línea de esa atrevida zaga. El Barcelona se ha terminado convirtiendo, en cierto modo, en un equipo esclavo de la perfección mostrada allá por octubre, cuando la sorpresa de los adversarios ante tan osada propuesta coincidía con una energía catalana para la presión que poco a poco va menguando, durante la campaña en general y durante cada partido en concreto.

La presión del Barcelona en uno contra uno a Las Palmas: Raphina y Lamine (fuera de imagen) se emparejan con los centrales amarillos; los tres centrocampistas locales quedan a cargo de Lewandowski, Fermín y Pedri; los laterales Koundé y Balde avanzan para apretar a sus homólogos; y en última línea quedan Cubarsí, un hundido Casadó y Éric García.


Acertar con el cuándo 

Imanol Alguacil puede intuir cómo le va a apretar el Barça (imagen previa), cuando Remiro o los centrales inicien los ataques desde atrás. Los extremos culés se van a lanzar a por Zubeldia y Aritz. Lewandowski se va a quedar con Zubimendi. Los laterales Koundé y Balde van a avanzar metros y metros para presionar a sus homólogos txuri-urdin. Y atrás Cubarsí e Iñigo Martínez van a formar con Marc Casadó una línea de tres, hombre a hombre con los delanteros realistas. Ahí será difícil sorprender, con el meta blanquiazul jugando muchas veces en largo… Pero la oportunidad llegará luego si los futbolistas de la Real aciertan a llevarse las caídas para generar ya segundas acciones. 

Dos imágenes ilustrando los distintos paradigmas de ataque que puede seguir el Barcelona: la superior, con el 3-4-3 de Las Palmas mediante el que Flick buscó superioridades interiores; la inferior, con el académico 4-3-3 que ante el Atlético de Madrid trató de explotar los carriles entre centrales y laterales colchoneros mediante las incorporaciones de Olmo y Pedri.


Resistir atrás

Obtener un buen resultado en Montjuic pasa por hacer daño a la defensa local, pero sobre todo por resistir durante las largas fases en las que el Barcelona tenga el esférico. Se antoja complicado poder presionar arriba a los culés como en Anoeta por espacio de 90 minutos, así que procederá este domingo cuidar los repliegues y ajustarlos al modo en que ataque el conjunto catalán: puede hacerlo sumando cuatro centrocampistas con un 3-4-3, o dando amplitud a su teórico 4-3-3 y rompiendo por los carriles con interiores agresivos.

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