Jokin Aperribay desembarcó en la Real Sociedad en diciembre de 2008, con el equipo en Segunda, el club en Ley Concursal y un estadio de atletismo para 32.000 espectadores ejerciendo de campo de fútbol. Transcurridos casi quince años, la escuadra txuri-urdin se ha acostumbrado ya a pasear por Europa, la entidad está perfectamente saneada en lo económico y la afición acude en masa cada dos semanas a un transformado y moderno recinto con capacidad para acoger a 40.000 personas. Sí, estamos ante un presidente de culto, por todo lo expuesto y, sobre todo, por su condición de visionario. Cuando sufríamos en el agujero no había que ser un lince para percibir todo lo que tocaba mejorar. Pero cuando salimos a flote sí hacían falta dotes muy especiales en la gestión para detectar más oportunidades a futuro. En 2018 Aperri hablaba de 2024. Y, aunque las fechas han bailado algo, el tiempo le ha dado la razón.
SU INQUIETUD El mandatario blanquiazul no se ha cansado de subrayar durante estos últimos años la importancia de acudir a Europa “de forma recurrente”. Viene insistiendo al respecto con base en una inquietud que lanzó el 11 de diciembre de 2018 en el Kursaal, tras una Junta de Accionistas. “Del mismo modo en que se habla de una próxima Superliga, estoy convencido de que, cuando esta sea un hecho, también nacerá una liga europea de segunda división. Y la Real debe estar preparada para entrar en ella”. Aperribay atribuyó entonces al objetivo en cuestión el relevo de Loren por Roberto Olabe, las obras de reforma que aún se estaban llevando a cabo en Anoeta y la necesidad de “retener a los jóvenes valores”. “Si logramos que se queden, podemos avanzar muy lejos”. Un lustro después, no hace falta explicar aquí cuál ha sido el resultado de todos aquellos movimientos: éxito rotundo.
RESOLUCIÓN A LA VISTA Parece que sí: la Real va camino de llegar “preparada” a ese momento clave que citó en su día el presidente. No se dará en 2024, pero quizás sí en 2027. ¿Qué se está cociendo pues? Dicen que la resolución judicial sobre el caso Superliga saldrá en cuestión de días, ya mismo. Hablamos de la querella interpuesta por algunos clubes fundadores del torneo denunciando un presunto monopolio de la UEFA en la organización de competiciones. Y hablamos igualmente de un próximo dictamen que, según están deslizando las entidades demandantes, vendrá a dar la razón a estas. ¿Significará esto que la famosa Superliga saldrá por fin adelante? Complicado, porque sin los ingleses y sin el crítico PSG el torneo tendría un futuro poco viable. Pero convengamos todos también en que esa hipotética resolución significaría un cambio de escenario en el fútbol continental. Al fin y al cabo, si lo previsto se confirmara, la UEFA tendría que preocuparse en mayor medida (aún) de contentar a sus transatlánticos, básicamente porque estos contarían ya con jurisprudencia y base legal para montar su propio circo cuando les viniera en gana. Puede parecer una tontería, pero no es moco de pavo. De hecho, ya se están moviendo cositas.
TRES AÑOS MÁS El corto plazo dice que las competiciones europeas están programadas, configuradas y vendidas (en cuanto a derechos audiovisuales y de patrocinio) para el próximo trienio 2024-2027, únicamente con algunos cambios en los sistemas de competición y de accesos. ¿Vendrá después la revolución? Quién sabe, pero parece que la propia UEFA y la ECA (Asociación de Clubes Europeos) ya trabajan en algo, por si acaso. Se han publicado informaciones periodísticas, por ejemplo, sobre una propuesta de tres divisiones continentales con ascensos y descensos y 18 clubes participando en cada una de ellas, en lo que supondría un primer intento de fidelizar a los equipos rebeldes. Resulta pronto aún para conocer si tal alternativa se pondrá encima de la mesa. Es temprano también para elucubrar sobre si los llamados “grandes” aceptarían. Pero sí existe una evidencia general que escapa a lo puntual: avanzando veloz hacia nuevos escenarios, el fútbol del continente vive momentos cruciales, y afortunadamente la Real no mira a semejante contexto como las vacas al tren, sino como agente activo. El club, en la persona de su presidente, integra el comité directivo de la propia ECA. El equipo ha sellado ya cuatro pasaportes consecutivos. Y el último, el del pasado mayo, permite ahora acreditar crecimiento en toda una Champions League. Aperribay sabía lo que decía…
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