La Real Sociedad no pudo pasar del empate en su visita al Getafe, este domingo en el Coliseum. El cuadro txuri-urdin sufrió mucho ante los de Bordalás, principalmente porque no pudo desarrollar su habitual propuesta con balón. Más allá de circunstancias propias (lesiones y jugadores con poco ritmo de competición), los de Imanol no supieron superar la sobresaliente presión que planteó el rival y que cortocircuitó sus intentos de progresar con el esférico. ¿En qué pensó el entrenador azulón?
Como suele resultar habitual en los rivales de la Real, Bordalás se centró en tapar a los txuri-urdin todas las vías interiores. Lo hizo planteando, como punto de partida, un tres contra tres en la medular: el mediapunta Uche con Zubimendi, Milla con Brais y Nabil con Turrientes. Las primeras posesiones visitantes arrancaban con el punta Bertug encargándose él solo de los centrales Zubeldia y Pacheco. Sin embargo, esta era solo la primera fase de un mecanismo de presión bastante más complejo…
Las piezas azules comenzaban ya a moverse en el tablero cuando Pacheco, más presionado que Zubeldia por Bertug, pasaba el balón al azkoitiarra, a priori libre de marca. En ese instante, Uche saltaba a por el propio Zubeldia, Milla ganaba metros para vigilar a Zubimendi (libre tras el mencionado salto de Uche) y el central Alderete terminaba de corregir ganando altura para marcar a Brais. Además, el delantero turco del Getafe completaba el puzle: una vez que Zubeldia tenía ya el balón, dejaba a Pacheco y ayudaba también a la hora de tapar a Zubimendi. A la Real le costó superar todo este entramado.
Presión alta
Poco a poco, a base de robos y de transiciones, el Getafe fue incomodando cada vez en mayor medida a la Real, que tampoco hallaba soluciones cuando Remiro sacaba de puerta o recibía un pase de sus compañeros. En esta fase del juego, el cuadro local se lanzaba con una muy bien trabajada presión alta en forma de rombo (4-4-2). Los de Bordalás tenían perfectamente asimilado el modo en que bascular para tapar siempre a los hombres interiores txuri-urdin. En la imagen inferior, por ejemplo, los de Imanol se orientan hacia el costado derecho (Brais muy escorado), arrastrando fuera al pivote Nabil. Sin embargo, el extremo del lado opuesto (Carles Pérez) describe un movimiento interior para emparejarse con Turrientes.
Mientras, cuando la Real trataba de ensanchar ese rombo azulón, los centrales del Getafe permanecían atentos para echar una mano en la medular. En este nuevo ejemplo (imagen inferior), Remiro sirve a Aramburu (libre) y obliga a Carles Pérez a presionar fuera, con Nabil (fijado por Sergio Gómez) lejos del balón. Los de Bordalás corren entonces el riesgo de dejar a Turrientes libre de marca para recibir e iniciar una rápida ofensiva, posible situación que contrarresta Djené ganando unos metros y marcando al beasaindarra.
El muy buen trabajo del Getafe en la presión y las constantes dificultades de la Real para progresar con el esférico generaron muchísimos problemas a los txuri-urdin. Las lesiones y los cambios obligados terminaron de desnaturalizar a estos, hasta el punto de que el equipo de Imanol apenas trató de desarrollar su propuesta original durante la segunda parte. El encuentro se convirtió entonces en una constante de duelos y envíos directos, fase durante la que el conjunto madrileño se sintió mucho más cómodo, mereciendo la victoria.