La Real Sociedad y su impacto en Gipuzkoa (II)

En el articulo anterior dedicado a este tema, y que hoy pretendo completar, trataba de defender, con datos, la política de apoyo a la Real Sociedad (RSSAD) por parte de nuestras instituciones públicas –en particular la Diputación Foral de Gipuzkoa y el Ayuntamiento de Donostia– porque, al margen de otro tipo de objetivos, se cumplía uno muy importante, que no es otro que el de multiplicar el retorno a nuestras arcas públicas de las “subvenciones” aprobadas.

El señor Olaverri defiende, en su artículo de respuesta, el, en su opinión, incumplimiento del principio de legalidad en la aprobación de las citadas “subvenciones encubiertas”. Me va a permitir, a este respecto, que le manifieste unas consideraciones personales.

La primera es que entiendo que su aproximación al tema se realiza desde una concepción ideológica de la legalidad aplicable. Sabe mejor que yo el sr. Olaverri que, con la misma Ley, caben y se producen interpretaciones distintas. Usted mismo, en su último artículo, reconoce que en un tema similar al que denuncia los jueces de Bilbao entendieron que el “alquiler” del estadio , en este caso de San Mamés, era una operación puramente mercantil y ajena al ámbito administrativo y, en consecuencia, no aceptaron juzgar el caso.

Tampoco resulta ocioso recordar que la “arquitectura” jurídica que permite el contrato de alquiler del estadio de Anoeta a la Real Sociedad se acordó con el voto a favor de 25 de los 27 miembros de la Corporación donostiarra.

Permítame, además, discrepar de un par de valoraciones que recoge usted en su último trabajo. La primera tiene que ver con su consideración de que estamos poco menos que inmersos en un modelo económico que suscribiría el propio Adam Smith. A este respecto, le ofrezco un dato: hoy en día la participación del sector público en nuestro PIB se acerca, ni más ni menos, que al 50%.

La segunda discrepancia viene relacionada con lo que usted califica como verdad de “Perogrullo”; según usted, cualquier empresa que tenga el tamaño de la Real devolvería iguales o mayores cantidades si se le concedieran tales “subvenciones”. Está empíricamente demostrado que esto no es así. Traigo a colación, a este respecto, una muy interesante investigación dirigida por el catedrático de la Universidad de Barcelona JL Raymond, en un trabajo para la Fundación BBV, que, bajo el título de Gasto público y desarrollo económico, concluía que solo algunas de las subvenciones “asignadas” al sector privado estaban justificadas; condición que concurría en el caso de proyectos sostenibles, bien gestionados y que cumplieran una función “tractora” de la economía, con la consiguiente mejora en el bienestar social.

Y es en este punto en el que quiero detenerme.

¿Es el proyecto de la RSSAD económicamente sostenible y cumple esta función tractora, en este caso de la economía guipuzcoana?

Voy a poner a disposición de las personas interesadas unos datos que, en mi opinión, son más que elocuentes. Para obtenerlos me he apoyado en un estudio reciente realizado por la empresa Price Waterhuose Coopers, que en 2020 realizó este trabajo para el Athletic Club, con el objetivo de medir y cuantificar el efecto que la actividad directa e inducida por este club aportaba a la economía de Bizkaia.

Como la metodología aplicada es pública (puede verse la presentación en Youtube), me he permitido adaptarlo al caso de la Real Sociedad y Gipuzkoa.

Se construye el modelo en base a cuatro componentes que actúan como “palanca” del desarrollo económico (efecto directo, efecto indirecto, efecto tractor y efecto inducido). Los dos primeros tienen relación con los presupuestos del club, y el tercero y cuarto, con el gran movimiento de consumo que se produce por la asistencia a los eventos que se desarrollan en el recinto deportivo, y no sólo por los encuentros de fútbol.

La aplicación al caso de la RSSAD tiene en cuenta el grado de asistencia al Reale Arena en comparación con San Mamés –que suponen en el primer caso un 75% del segundo– y, por querer ser conservador en los cálculos, no he tenido en cuenta que el presupuesto en vigor de la Real Sociedad (162 millones) es superior al del Athletic (129 millones). Con estas bases de cálculo, las conclusiones principales, para 2024, serían las siguientes :

Contribución anual de la RSSAD a la economía guipuzcoana: 475 millones (suponen el 1,5% del PIB de Gipuzkoa).

Puestos de trabajos creados y mantenidos (en términos de jornadas completas equivalentes): 2.100 empleos.

Contribución directa e inducida a la Hacienda Foral de Gipuzkoa: 90 millones de euros (1,5% del total de ingresos del territorio). Recuérdese que en cálculos del sr. Olaverri la “subvención encubierta” a la RSSAD era del orden de los 4-5 millones de euros.

Siendo esto así, no sólo no puedo estar de acuerdo con la formulación de que “ si se apoya a la Real, se reducen los recursos destinados a las políticas sociales”, sino que el efecto es justo el contrario : facilitar el buen funcionamiento de la Real Sociedad, en su modelo de gestión y situación actual , provoca la obtención de mayores recursos públicos con destino a fines sociales.

Y todo ello sin citar otros elementos muy importantes ligados a la actividad de la RSSAD como son la defensa de valores relacionados con la juventud, fomento del deporte, apoyo a otras disciplinas deportivas, formación de chicas y chicos, apoyo al deporte femenino, contribución a la cohesión social en nuestro territorio, fomento del euskera, articulación de convenios con 96 clubes, proyección de una imagen positiva de Donostia, Gipuzkoa y Euskadi en el exterior… Factores todos ellos que contribuyen, más allá de lo puramente económico, a construir una Real Sociedad patrimonio y motivo de orgullo de los guipuzcoanos.

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