Como accionista de la Real Sociedad y contribuyente de nuestra Hacienda Foral de Gipuzkoa, me he sentido interpelado por las valoraciones y conclusiones vertidas por el señor Javier Olaverri en un reciente artículo de respuesta a la Sra. Arzallus, concejala de Urbanismo de Donostia, en el que concluía que los 30.000 “forofos” que acudimos regularmente a Anoeta debemos sentirnos muy satisfechos por el trato de favor que una entidad pública como es el Ayuntamiento de Donostia otorga a otra “privada” como la Real Sociedad SAD (RSSAD).
Adelanto que, efectivamente, me siento muy satisfecho y orgulloso del resultado de la buena relación existente entre la RSSAD y nuestras instituciones públicas (Ayuntamiento y Diputación Foral), pero justo por lo contrario de los argumentos esgrimidos por el Sr. Olaverri y que, en mi caso, obedece a la consideración de la RSSAD como “activo” de todos los guipuzcoanos y por su contribución “neta” positiva a nuestras cuentas públicas. Este, permítame Sr. Olaverri, va a ser el marco para los cálculos que ofrezco a continuación.
Al Sr. Olaverri no le valen las cuentas auditadas de la Real Sociedad SAD; descalifica profesionalmente a los auditores tildándoles de poco valientes a la hora de reconocer contablemente lo que considera subvenciones encubiertas a una sociedad privada como la RSSAD.
No voy a entrar en sus cálculos; podría hacerlo, pero iba a desviar la atención del lector y darle un contenido excesivamente técnico a este artículo de respuesta. Lo que sí me voy a permitir es “auditar” algunos de los criterios que utiliza en su análisis, y que, en mi opinión, son relevantes para extraer conclusiones que se acerquen más a la realidad de los hechos.
La primera objeción a su tesis relativa a la relación Real Sociedad SAD, Anoeta Kiroldegía, y cuentas públicas de Gipuzkoa (y por ende de Donostia) es que su análisis no resiste la revisión de cualquier cuenta de resultados y le digo por qué.
Debiera saber el Sr. Olaverri, en su calidad de “auditor de auditores”, que una cuenta de resultados (en este caso aplicada a la relación Real Sociedad, Ayuntamiento de Donostia y Hacienda Foral) debe completarse, si se quieren extraer conclusiones suficientemente válidas y objetivas, con el examen de los ingresos fiscales generados y no sólo con los gastos (en este caso donaciones “encubiertas”) para hacernos cargo de la realidad del caso analizado.
Como el Sr. Olaverri no lo ha hecho, voy a añadir unas estimaciones –siempre argumentadas– para ir completando la “cuenta de resultados”. Mientras usted se refiere a los gastos, yo le añado los ingresos y así el ejercicio resultará más correcto. Cuando aludo a los ingresos, objeto principal de este análisis, me estoy refiriendo a lo que la actividad económica de la Real Sociedad, y de Anoeta Kiroldegia, aporta directa e indirectamente a nuestra Hacienda , y en particular a los ayuntamientos de Gipuzkoa. Y dejo de lado lo que la RSSAD, como motor económico, aporta al desarrollo de Gipuzkoa, con su consiguiente repercusión en las cuentas públicas del territorio. Siendo todo ello muy importante, no es objeto de este estudio.
La segunda objeción es que omite, en ese particular cálculo “contable”, que el estadio de Anoeta NO es propiedad de la Real Sociedad SAD, sino de una entidad pública como Anoeta Kiroldegia y que, por lo tanto, las inversiones que hemos aprobado los accionistas de la RSSAD son, en su terminología, una “donación inversa” de una entidad privada como la RSSAD a una pública. En este caso, han sido más de 80 millones de euros, que suponen la práctica financiación de la ampliación del recinto. Me concederá que, aplicando su propia metodología, tendríamos que descontar en sus cálculos, esos 80 millones, cuando usted mismo recurre a la ampliación del aforo como justificante de un incremento del canon que debería pagar la RSSAD por la utilización de esta instalación remodelada.
Ignora también el Sr. Olaverri que las actividades desarrolladas en el estadio propiedad de Anoeta Kiroldegía no se relacionan solamente con partidos de fútbol, sino con otras actividades; en este mismo año, creo recordar que dos partidos de rugby y un macroconcierto con asistencia, en cada uno los tres actos, de cerca de 40.000 personas, con el consiguiente ingreso económico para Anoeta Kiroldegia y Hacienda Foral, por la actividad económica inducida con repercusión positiva en sus arcas, sin necesidad de referirme, además, al apoyo recibido por nuestro sector de servicios, en particular la hostelería.
Vayamos ya al cálculo de los ingresos fiscales inducidos por la actividad directa de la RSSAD y por Anoeta Kiroldegía.
- La RSSAD presentó un presupuesto de 162 millones de euros para 2024. Los ingresos fiscales correspondientes a los conceptos de gasto incluidos en este presupuesto por distintos conceptos, como IRPF de sus trabajadores, IVA aplicado a las compras y otros impuestos directos se elevan a 48 millones con destino a nuestra Hacienda Foral, exactamente 21 millones más, y esto es muy significativo, que lo que se devengaron en el último año anterior a la ampliación de Anoeta.
- Fijémonos ahora en el efecto de recaudación fiscal por consumo de los asistentes a los partidos de la Real en Anoeta. En cálculo conservador, y en base a una asistencia media de 30.000 espectadores por cada partido, 45 encuentros al año y consumo de 25 euros por cada asistente, la recaudación por IVA ascendería a no menos de 7 millones de euros anuales.
- Además de todo ello, los ingresos fiscales (IVA) originados por consumo (entradas, hoteles, transporte, compras, hostelería…) de asistentes al estadio y utilización de las instalaciones propiedad de Anoeta Kiroldegia por actividades no relacionadas con el fútbol (rugby, conciertos, etc.), pueden estimarse mínimamente en un millón de euros por evento (a razón de gasto medio por asistente de 125 euros). Si se produjeran cinco al año (este año ya llevamos tres), supondrían cinco millones de ingresos fiscales para nuestra Hacienda Foral.
Sumando estos tres conceptos, y no incluyendo el efecto inducido en la economía de Gipuzkoa, que sería mucho más importante, nos permitimos estimar y defender con cifras reales que la contribución total directa (sin la indirecta) de la RSSAD y de Anoeta Kiroldegia a las cuentas públicas de Gipuzkoa puede estimarse en al menos 60 millones al año. Cifras que en ningún caso se hubieran podido alcanzar sin la disponibilidad de uso deportivo de las instalaciones del campo reformado, y que ha sido posible, entre otros agentes, por la colaboración de nuestras Administraciones públicas. Y que, lo debemos recalcar, superan en 21 millones a lo que se registraba antes de la reforma y ampliación de Anoeta.
Dicho esto, permítame Sr.Olaverri que me fije en los ayuntamientos, no sólo el de Donostia sino en el conjunto de los ayuntamientos de Gipuzkoa. La aportación de fondos por parte de la Hacienda Foral a nuestros ayuntamientos se eleva a unos 600 millones de euros para 2024 (aproximadamente el 10% del presupuesto de ingresos de nuestra Diputación ).
Pero más estrictamente, si sólo nos referimos a los ingresos fiscales estimados por actividad directa de la RSSAD, y de Anoeta Kiroldegia el 10% de los 60 millones antes citados suponen un ingreso anual de 6 millones al año. Es decir, de los 60 millones ingresados en la Hacienda Foral, 6 millones se destinarían a los ayuntamientos.
Frente a este volumen de ingresos en las cuentas públicas, la estimación de gastos (no ingreso de las cuentas publicas del Ayuntamiento de Donostia), según los datos del Sr Olaverri, debería provocar un reconocimiento de 200 millones de “no ingreso” para el período de concesión de uso del estadio para los próximos años. Si a los 200 millones le restamos los 80 de “subvención inversa” de la RSSAD a las cuentas públicas, que el Sr. Olaverri omite, nos quedarían 120 millones, para 50 años de uso, es decir, 2,4 millones de menor ingreso para las arcas públicas por año.
En definitiva, 60 millones de ingresos por 2,4 millones de gastos (“donación encubierta”), lo que significa multiplicar por 25 las “donaciones” recibidas. Retorno positivo que, de hecho, se aplica a otros destinos de carácter social y que se recogen en los presupuestos de nuestros ayuntamientos y Diputación.
Se podrán discutir cantidades y cálculos pero resulta muy fácil deducir que el efecto neto de las “donaciones” recibidas por la RSSAD ofrece un retorno económico, fiscal y social extraordinariamente superior.
En definitiva, y por todo ello, los guipuzcoanos que creemos firmemente en la bondad del funcionamiento de la colaboración público-privada, con ejemplos emblemáticos sin salir de nuestro territorio, como el que estamos analizado, asistamos o no a los encuentros en Anoeta, tenemos sobradas razones para valorar positivamente el buen entendimiento y colaboración de la RSSAD con nuestros ayuntamientos, con Anoeta Kiroldegia y con la Diputación Foral de Gipuzkoa.
Ojalá que este ejemplo de referencia de funcionamiento colaborativo, que tan buen resultado (social, deportivo y económico) está ofreciendo en beneficio de todos, se pudiera extender, adaptado a cada caso, al resto de las actividades sociales y deportivas que se desarrollan en las distintas instalaciones deportivas de Anoeta (tan necesitadas de renovación) como a las del resto de Gipuzkoa.