La salida de Real Sociedad de Robin Le Normand se ha convertido ya en la crónica de un traspaso anunciado. Son muchos los que parecen querer retransmitir en directo unas negociaciones que aparentan ser mucho menos complejas y enrevesadas de lo que nos quieren vender por la sencilla razón de que la relación entre Jokin Aperribay y Miguel Ángel Gil Marín es extraordinaria. Es más, suelen cenar casi todas las semanas en Madrid, a donde suele acudir por trabajo el presidente realista, lo que ratifica la línea directa entre los despachos de ambos clubes. Esto por supuesto no es óbice para que los dos velen por el bienestar de sus equipos y busquen las mejores condiciones de una operación que cada día que pasa parece más inevitable.
El precio ronda los 40 millones
Como informamos este lunes, la entidad txuri-urdin considera una buena oportunidad de mercado abrir las puertas a un canterano (aunque recaló en el Sanse a su llegada, él siempre se ha considerado de la casa) si el Atlético, que a día de hoy es el gran interesado en hacerse con sus servicios, alcanza una cifra cercana a los 40 millones de euros. Sea en fijos o en variables.
Como todo el mundo sabe, Aperribay no es precisamente un dirigente demasiado intransigente en las negociaciones y las arcas realistas no necesitan dinero inmediato, por lo que no pondría pegas para que puedan abonar la cantidad pactada en cómodos plazos. El mejor ejemplo es que, para recibirlo, renegoció hasta los plazos de la segunda gran cantidad que debió percibir por parte de la entidad rojiblanca, que consistía en el 20% de una futura venta que firmó para evitar que tuvieran que abonar la cláusula de Griezmann.
Los madrileños sí afrontaron el pago de la cuantía de la misma, que ascendía a 30 millones, a lo que hubo que sumar 24 millones más de los 124 millones que pagó el Barça por su fichaje. Para el recuerdo la frase que solía repetir Aperribay en privado: “Creo que es un buen acuerdo porque el Atlético no suele tener problemas en traspasar a jugadores que triunfan con su camiseta”. Sin duda, y de largo, la mejor operación como presidente.
Lo cierto es que, por poner un ejemplo, no se pueden comparar las salidas de Griezmann y Le Normand, que estuvieron charlando un buen rato al término de la última jornada de Liga en Anoeta (a Morata le está muy agradecido por cómo le recibió como capitán en la selección). El de Macon forzó de forma descarada por segunda vez su marcha al Calderón, mientras que Robin no ha presionado en ningún momento al club.
Otra historia es que cuando quiso que sus emolumentos aumentaran al ser internacional, se encontró con la contundente negativa por parte de la Real y comprendió que si quería que su sueldo se ajustara al de un internacional, iba a tener que resignarse a abandonar Astigarraga. Algunos incluso recelan de que Robin cambiase de agentes para encauzar supuestamente su posterior adiós, pero tampoco fue así porque este cambio se produjo hace tres temporadas y el que le llevaba sus temas era Eric Olhats y su intención era encontrar un poco de orden y rigor en sus asuntos personales.
Cuanto antes mejor para todas las partes
No parece que el acuerdo vaya a ser inminente, aunque el Atlético ve con buenos ojos que se cierre antes de la Eurocopa por motivos obvios, algo que tampoco perturba a la Real si respeta sus altas pretensiones. Y el jugador tampoco está muy cómodo con la situación y le gustaría que no se demorase en exceso.
Por una parte, es consciente de que el sector más radical de la afición realista no le perdona su próximo destino y, lo que es peor, la situación de incertidumbre parece afectar a su rendimiento, como se comprobó ante Irlanda del Norte. El galo se mostró nervioso y cometió algún fallo impropio en él, algo que sabe que puede cuestionar su indiscutible titularidad por la presencia del madridista Nacho y todo lo que ello implica con la caverna blanca.
Para los más optimistas, la salida de Robin es cuestión de tiempo. Y con el goloso montante de su operación (Aperribay nunca diría que no a traspasar a un zaguero por unos 40 millones) y sin la necesidad de vender este verano a ninguno de sus baluartes, como lo es Le Normand, al club se le van a acabar las excusas para cerrar otras negociaciones abiertas como, sin duda, es la renovación de Mikel Merino…