Pon un Mikel Oyarzabal para cualquier problema que te encuentres en la vida. Sin apenas entrenar después de haber marcado uno de los goles de su vida y de haberse convertido en eterno para el resto del país (aquí ya lo era desde la Copa de 2021), volvió a aparecer para acabar con una sequía anotadora que comenzaba a adquirir tintes dramáticos y para evitar una nueva derrota de los blanquiazules. Su diana, su presencia, el debut testimonial de Sucic que no entró mucho en juego y los minutos que tuvo Zubimendi cuando se debate en una duda existencial entre dejar el club de su vida para recalar en el Liverpool o quedarse fueron lo único destacado en otro amistoso para olvidar de los blanquiazules. No es que este club sea un abanderado en generar ilusión durante la pretemporada, pero la de este año está siendo especialmente dura y una sensación de tristeza continúa embargando a su afición. Llegados a este punto en el verano del sinvivir, es normal que nadie entienda nada. Y que, por supuesto, de los futbolistas. De todos, aunque sean de casa y les una esa relación casi familiar que convierte a este equipo en algo tan especial.
En el último amistoso de la preparación estival, cuando dos de sus mejores jugadores, de sus intocables, se encuentra en mitad de sendos procesos de salida, los realistas solo alimentaron mínimamente la ilusión cuando en el campo ya estaban los mejores. Al final un empate que, como todos los resultados de verano, no importa nada pero que al menos evita entrar en una dinámica derrotista y catastrofista.
Imanol sacó lo que tenía. Con los internacionales aún lejos de su mejor forma, el técnico quiso volver a dejar claro que a día de hoy no tiene ningún delantero centro que le convenza al alinear de nuevo a Becker en punta. El de Surinam será un delantero interesante, pero no es un ariete. No todos los jugadores ofensivos pueden actuar con solvencia como referencia. Oyarzabal solo hay uno. No hay más discusión. Si en la dirección deportiva no tienen prisa para reforzar una de la demarcaciones clave para un equipo cuando el comienzo de la Liga asoma a la vuelta de la esquina mientras su técnico deja claro que no cuenta con los dos que tiene a día de hoy es que, o no se entienden o hay un problema de planificación que comienza a adquirir tintes dramáticos.
Circunstancia agravada por lo sucedido la campaña pasada cuando el 10, el galáctico de guardia, acabó salvando los muebles. También es verdad que todo debe ser más sencillo si cuentas en las bandas con dos extremos como Kubo y Barrenetxea. Pero la realidad es que ninguno de los dos se encuentran aún para marcar las diferencias. Ya pueden espabilar, porque los focos se van a centrar en ellos en el inicio del curso en busca de papeles de protagonistas.
Sin Zubimendi ni Merino y con Turrientes jugándose la medalla de oro en París, Imanol insistió con Urko, escoltado con Marín y Brais en la sala de máquinas, la Real confirmó que se encuentra muy lejos de estar preparada para el inicio de la Liga. Los realistas completaron una primera parte horrible, sin gracia y siendo lo más previsible y plana que se le recuerda. Es decir unos males ya conocidos y que, por momentos, creíamos haber desterrado. Al menos cuando arranque la competición oficial. Sus únicas aproximaciones con algo de peligro fueron un centro chut de Becker que cortó el portero, un remate de córner desviado de Jon Martín y una buena acción de Kubo que acabó en saque de esquina.
Al Union Berlin le costó entrar, pero su dominio fue total en la mayor parte del primer acto. El belga Vertessen fue su arma más afilada y el primero que puso a prueba a un Marrero muy poco seguro con los pies pero que reaccionó bien cuando le pusieron a prueba. Schafer también buscó portería desde fuera del área antes de que llegara una gran doble oportunidad local, con un cabezazo al larguero de Doekhi y un disparo de un Gosens muy llegador que detuvo con mérito el meta canterano. En el último minuto del primer acto, el alemán anotó el primer acto al fusilar desde dentro del área a Marrero en una acción en la que Hollerbach dejó atrás con mucha facilidad a Traoré.
En la reanudación, ya con Remiro en el campo, la presión de los teutones no fue tan asfixiante y una Real timorata y con poco acierto fue encontrando espacio y oportunidades para generar peligro a la contra. Barrenetxea, tras apoyarse en Kubo, no encontró portería y después de una buena opción desaprovechada por Hollerbach, la Real se fue estirando gracias a la aparición del séptimo de caballería. Becker finalizó horrible una buena carrera de Oyarzabal antes de que, en el minuto 82, Kubo se internara y sirviera un centro marca de la casa que el de siempre convirtió en gol con la testa.
Se acabaron los amistosos de pretemporada que siguen siendo una habitual tortura para los aficionados txuri-urdin y ahora empieza lo bueno sin que, a día de hoy, se respire un clima de ilusión en torno a un club en torno a un equipo en construcción que va a tener una cara muy distinta a lo vivido y disfrutado en el último lustro. En Imanol confiamos… Pero con los pies en el suelo, porque en el fútbol de verdad no hay lugar para muchos más milagros…
Ficha técnica
Union Berlin. Ronnow; Doekhi, Leite, Vogt, Gosens, Schafer; Tousart, Haberer; Hollerbach, Vertessen, Siebatcheu. Jugaron también Prtajin, Benes, Querfeld, Kemlein, Rothe y Bedia.
Real Sociedad. Marrero; Traoré, Aritz, Martín, Javi López; González de Zarate, Marín, Brais Méndez; Barrenetxea, Becker y Kubo. Jugaron en el segundo tiempo Remiro, Oyarzabal, Zubimendi, Sucic, Odriozola, Aramburu, Olasagasti, Magunazelaia y Sadiq.
Goles. 1-0, min. 41: Gosens, en un disparo dentro del área. 1-1, min. 82: Oyarzabal al cabecear a placer un ncentro de Kubo.
Árbitro. Max Burda
Incidencias. Último encuentro de pretemporada de la Real Sociedad disputado en el estadio Alten Försterei en Berlín ante unos 18.000 aficionados.