La Real ha volado este jueves al mediodía de vuelta a Biarritz, desde donde se ha desplazado a Zubieta. Un vuelo que ha salido al filo de la una del mediodía con un cuarto de retraso y, sobre todo, un silencio sobrecogedor. Con sensaciones parecidas a las vividas 12 horas antes, a la llegada al hotel procedentes del Parque de los Príncipes. La expedición txuri-urdin regresó a su cuartel general con una sensación de máxima tristeza y de profunda decepción. Desde luego el espíritu de la remontada no nació en la noche de París como solían hacer el Madrid con los Camacho, Juanito y compañía cuando caían goleados a domicilio. Uno de los más afectados por el resultado y por la forma en que se produjo la derrota fue Jokin Aperribay. El presidente llegó al hotel con la corbata en la mano, y muy apagado y alicaído. Habitualmente optimista empedernido, en esta ocasión casi había que animarle y recordarle que todavía quedaba un encuentro de vuelta y que, además, apunta a ser una noche maravillosa en Anoeta con su gente.
Alguno de sus directivos daba vueltas a la realidad de las cifras y recordaba que desde el banquillo realista habían entrado canteranos, con el plus del sentimiento de pertenencia que atesoran, pero que los cambios del PSG superaban los 200 millones de euros. Bueno, nada nuevo, eso ya lo sabíamos desde que el caprichoso bombo le hizo la jugarreta de emparejarle con uno de los clubes más ricos de Europa. Lo cierto es que la situación de varios realistas preocupan en el club. Uno de los que más es Sadiq, que está jugando lastrado por unas molestias en la rodilla y que mentalmente parece bloqueado. Antes de saltar al campo se cambió como unas tres o cuatro veces de bota en señal de que no acababa de encontrase a gusto.
Imanol llegó abatido, pero sacó fuerzas de flaqueza y saludó a varios aficionados a los que reconocía también en privado que el primer gol lo había cambiado todo
Imanol llegó abatido, pero sacó fuerzas de flaqueza y saludó a varios aficionados a los que reconocía también en privado que el primer gol lo había cambiado todo. Son muchas las voces críticas que han puesto al entrenador en el ojo del huracán por señalar de forma directo a Traoré por su desastrosa actuación en la jugada del primer tanto, pero quien conoce al oriotarra sabe que siempre ha sido así. Y seguro que habrá sido el primero en arropar y mimar a uno de sus titulares indiscutibles después del monumental palo que le arreó en la sala de prensa al ser incapaz de reprimir y ocultar su enfado.
El único futbolista que salió a zona mixta para atender a la inmensa cantidad de periodistas que había, locales, de otros países y guipuzcoanos o de medios nacionales fue Martin Zubimendi. El mediocentro protagonizó dos momentos muy graciosos cuando de forma espontánea y con su fina ironía, le espetó a Iñigo Taberna, que le había preguntado que «sin goles, no hay paraíso» y que llevaban cinco partidos sin ganar por lo que así era imposible vencer partidos, que “¿tú también te has dado cuenta, no?”.
Y el segundo cuando se quedó en blanco al responder las preguntas de los compañeros en euskera y se explicó en que “es que me está entrando un bajón por el esfuerzo”. El canterano se escudó mucho en su imborrable sonrisa para justificar lo sucedido y tratar de pasar página con la esperanza de que en Anoeta pueden obra la hazaña de remontar.
El problema es que, uno de los conjuntos más ofensivos de la Liga, que se jacta de distinguirse por el buen gusto con el balón y su capacidad para imponer su fútbol de posesión para actuar la mayor parte de los encuentros en campo contrario, no ha marcado en sus últimos cinco encuentros. Concretamente desde la diana de Becker en Vigo. Y eso era algo que no se producía en la Real desde 1973, la otra ocasión que le sucedió en su historia. Un dato incomprensible que pone en evidencia la desastrosa gestión del delantero centro de este curso. Sin olvidar que André Silva cuajó quizá su mejor actuación desde que aterrizó la Real pero solo lleva un tanto y se lo hizo al modesto Andratx en Copa.
La clave física
Pocos lo comentan, pero una de las claves fue física. Los jugadores del PSG mantuvieron o incluso apretaron más en la segunda parte, conscientes de que la Real había corrido mucho antes del descanso sin haber obtenido un merecido premio de ponerse por delante y que tarde o temprano le iba a tocar sufrir.
Por cierto, en un ambiente bonito y por momentos sobrecogedor. Los ultras del PSG son peligrosos fuera del campo, con los 12 ultras detenidos la víspera del choque cuando se disponían a asaltar un pub donde se divertía medio centenar de realistas. Después del choque, al filo de la medianoche, varios seguidores protagonizaron incidentes en el Metro. La estación permaneció cerrada media hora hasta que las fuerzas policiales, que respondieron con cargas, controlaron la situación.
Dentro del estadio, generan en su fondo una atmósfera espectacular, sin parar de cantar y bailar durante los 90 minutos. Es cierto que al principio insultaron a la Real y abuchearon en repetidas ocasiones a sus seguidores, pero cuando el balón echó a rodar se centraron única y exclusivamente en empujar a los suyos hacia la victoria.
La prensa local, preocupada
El equipo realista debe ser consciente de que, como reconoció Luis Enrique al término del encuentro en las típicas declaraciones de un entrenador que ha ganado, hizo mucho daño al PSG antes del descanso. Hasta el punto de que el propio Jorge Valdano se mostraba muy elogioso con la actitud y la madurez que estaban demostrando los blanquiazules. La sensación entre los medios locales era de incomodidad y preocupación, hasta el punto de que el campeón del mundo Emmanuel Petit, ahora comentarista en RMC, gritaba sin tapujos con la evidente intención de ser escuchado: “On est nuls, on est nuls!” (somos un desastre). No, Monsieur, aunque le menospreciaron en las horas previas, enfrente tenía un visitante que solo había perdido en una ocasión en sus últimos quince salidas en Europa. Fue en Roma, donde también cayó 2-0 víctimas de un gol a la contra y de otro a balón parado. Es decir, la misma receta que este miércoles en París.
La afición realista, que consiguió hacerse oír en la primera media parte que su equipo fue creciendo en el partido, soportó estoicamente el derrumbamiento tras el descanso y despidió a sus jugadores con aplausos y cánticos. A pesar de la lógica frustración y de que había muchos niños con un disgusto incontrolable, lo cierto es que por encima de todo imperó lo orgullosos que se sienten de la sobresaliente campaña que han protagonizado en Champions hasta la fecha.
? La afición de la Real Sociedad, en París
N.G.
Los seguidores realistas destacaron lo bien que estaba montado y organizado todo, lo que provocó que apenas sufrieran colas ni retrasos para entrar en el campo, salvo miembros de Bultzada, que apartaron y controlaron más minuciosamente según los presentes. El comportamiento de parroquia txuri-urdin volvió a ser de 10 y no generaron ni el más mínimo conflicto.
No han sido pocos los aficionados que como plan familiar han venido a París de martes o miércoles hasta el fin de semana. A estas horas afrontan otro quebradero de cabeza similar al de cómo parar a Mbappé: la huelga de los revisores de la SNCF entre viernes y domingo amenaza con dejarles sin tren de regreso.
? Mila esker ?#WeareReal pic.twitter.com/9d59SePSsK
— Real Sociedad Fútbol (@RealSociedad) 14 de febrero de 2024
La remontada, ¿es de verdad una quimera?
Como comentaba otro miembro de la expedición, el 2-0 provoca que a día de hoy y después de ver el potencial parisino parezca casi una quimera clasificarse para cuartos pero durante la espera, en el camino, el equipo va a afrontar otra noche mágica en Anoeta en la vuelta de la semifinal de Copa ante el Mallorca.
Si consigue el pasaporte para la final, el segundo en cuatro años con título incluido, todo cambiará de forma radical. Será sin duda el chute de moral y de autoconfianza que exige una remontada histórica y provocará que la Real comparezca en la revancha con el PSG sin apenas nada que perder y mucho que ganar. Ahí es cuando se convertirá en verdaderamente peligroso.
Pero antes toca visitar este domingo de nuevo Palma de Mallorca, esta vez en partido de Liga. Tras el partido, en el mismo hotel de la Real ya comenzaron las conjeturas. Las quinielas para intentar adivinar o acertar qué jugadores estarán disponibles y quiénes descansarán en una cita muy importante si no quieren que se escape de forma preocupante el tren europeo del campeonato doméstico.