Comunicada por vuelo directo con Vitoria, Milán es conocida, entre otras cosas, por ser un referente en el mundo de la moda, pero como cualquier otra ciudad italiana, su arquitectura y sus galerías de arte bien merecen una visita.
La plaza del Duomo es el centro neurálgico de la ciudad. La catedral, una joya de estilo gótico y una de las mayores catedrales del mundo, es la primera parada obligada. Las vistas desde su terraza (se puede acceder en ascensor o subiendo las escaleras) son muy recomendables.
A escasos metros se encuentra la Galleria Vittorio Emanuele II, una de las galerías comerciales más bonitas del mundo. Aunque no es apta para presupuestos bajos, bien merece pasear por ella.
Desde aquí se accede a la Plaza de la Scala, una de las más animadas de la ciudad, donde se encuentra el teatro del mismo nombre.
Via Dante es una de las principales arterias de la ciudad. Se trata de una calle llena de tiendas, cafés y restaurantes que da acceso al Castillo Sforzesco (actualmente alberga un museo de arte).
Al estadio en Lisboa
- Ferrocarril. Dos opciones para llegar a San Siro por vía de ferrocarril. Por un lado, las paradas de la Piazza Axum y la propia del estadio, a la que llega la línea 16 del tranvía (paradas en Duomo o la próxima Piazza Cordusio). Por el otro lado, el metro, que necesita de un transbordo para llegar desde la zona neurálgica hasta el estadio, que solo tiene la línea 5, entre Bignami y el propio San Siro. La estación de Lotto es la óptima para realizar el cambio de línea, entre la 1 y la citada 5.
- A pie. Algo más de hora y cuarto desde la piazza del Duomo hacen muy poco atractiva esta opción.
- Como en el resto de desplazamientos, se recomienda seguir los consejos de seguridad que tanto la Ertzaintza como los carabinieri emitirán para la afición visitante en cuanto a zonas de la ciudad a evitar.
Para los amantes de las comprar, el cuadrilátero de la moda (Via Montenapoleone y la Via della Spiga) alberga las boutiques de las grandes firmas. Corso Vitorio Emanuele II es una zona comercial para presupuestos más ajustados.
Al igual que en Salzburgo, el cementerio monumental bien merece una visita, ya que es todo un museo al aire libre con piezas arquitectónicas realmente sorprendentes.
Siguiendo con el arte, Santa Maria delle Grazie es otra parada obligada para aquellos que quieran ver la obra La última cena de Leonardo da Vinci, si bien es necesario reservar con antelación.
La Basílica de San Ambrosio es otra opción para los amantes de la cultura.