Nació en Barga (Italia) hace sólo 36 años. Y sin embargo ya es entrenador en el primer nivel. Dirige al Ajax desde este pasado verano y se llama Francesco Farioli, un nombre quizás desconocido para el aficionado de a pie pero que suena con fuerza en el mundillo, por juventud, por aptitudes y también por estilo. La atractiva y moderna propuesta del técnico transalpino, discípulo en materia táctica de Roberto De Zerbi (actual preparador del Olympique de Marsella), pone a prueba la trayectoria de la Real Sociedad en la Europa League, este jueves en Anoeta. Se trata de un estadio que el propio Farioli conoce bien…
Farioli, en el centro, tras la charla que ofreció en Anoeta en 2023. N.G.
Hace apenas año y medio, en junio de 2023, el actual preparador del Ajax, entonces sin equipo, ofreció una charla en el recinto donostiarra, dentro de un programa de la Real para el desarrollo de los técnicos de la casa. Su presencia como ponente respondió a los conocimientos adquiridos, obviamente, pero también a conexiones que Farioli mantenía y mantiene con hombres referenciales en el organigrama txuri-urdin. Durante la temporada 2015-16, en calidad de entrenador de porteros, había coincidido con Roberto Olabe en la Aspire Academy de Catar. Y además el segundo de su staff durante la aventura turca a la que acababa de poner fin había sido Felipe Sánchez Mateos, compañero de fatigas de Erik Bretos cuando éste, cursando estudios de Periodismo, impulsó un interesantísimo blog llamado El diván del fútbol.
Su trayectoria
Farioli creció como técnico en Catar, pero su padrino futbolístico es el citado Roberto De Zerbi, entrenador que le reclutó en 2017 para ejercer de preparador de porteros en el modesto Benevento italiano. De allí pasaron ambos al entonces exitoso Sassuolo, confirmándose en la Serie A entre 2018 y 2020. Y fue a partir de aquel verano, el de la pandemia, cuando el técnico del presente Ajax decidió dar un paso al frente en su carrera. En primera instancia se convirtió en segundo entrenador del Alanyaspor turco. Más adelante fue primer preparador del Karagumruck y del propio Alanyaspor, dando aquella charla en Anoeta durante un momento de transición: había dejado la liga otomana un par de meses antes, y se encontraba a apenas tres semanas de anunciar su acuerdo para dirigir al Niza francés.
No le fue mal a Farioli en la liga gala 2023-24. Su equipo ocupó puestos de Champions durante buena parte de la temporada, pero acabó cayendo a la quinta plaza y clasificándose sólo para la Europa League. Aquella supuesta decepción, unida (dicen las malas lenguas) a la escasa inversión en fichajes de los propietarios del club (Ineos), llevó al italiano a acordar la rescisión de su contrato para firmar por el Ajax, club en el que vive su primera campaña, por el momento con notables resultados.
Farioli, en plena charla en Anoeta, con Bretos y Olabe en primera fila.
Partamos de una base: lo heredado este verano por Farioli en Ámsterdam no venía de vivir días felices precisamente. A la deriva tras la marcha del técnico Ten Hag al Manchester United en 2022, el Ajax fue tercero en la Eredivisie 2022-23, y únicamente quinto en la pasada campaña 2023-24, de ahí que tuviera que superar entre julio y agosto tres eliminatorias previas de la Europa League. Con el nuevo entrenador recién llegado y una propuesta futbolística por implantar, costó vencer en aquellas rondas envenenadas, durante las que el equipo fue, lógicamente, de menos a más.
Previas complicadas
El 25 de julio sólo ganó 1-0 a los serbios de la Vojvodina, en casa y con gol en los instantes finales. En el partido de vuelta, el marcador reflejaba en el minuto 85 un inquietante 1-1, a una sola diana de la prórroga, aunque el encuentro terminaría 1-3. La segunda ronda emparejó al Ajax con el Panathinaikos: 0-1 la ida en Grecia… y 0-1 la revancha en Ámsterdam. Con la eliminatoria empatada tras 210 minutos, una maratoniana tanda de penaltis (34 lanzamientos) daría el pase a los neerlandeses. Y la confrontación más sencilla resultó la tercera y última, frente al Jagiellonia polaco, con 1-4 a domicilio y 3-0 en el Johan Cruyff Arena.
El fútbol resulta a menudo muy caprichoso… ¿Qué sería de la temporada del Ajax si el Panathinaikos no llega a sucumbir el 15 de agosto en Países Bajos? A saber. El caso es que aquellos resultados estivales significaron confianza para un equipo que, desde su derrota tres días después contra el Roda (2-1) en la segunda jornada liguera, no conoce lo que es perder un partido. En la Eredivisie ha sumado 26 de los últimos 30 puntos en juego, gracias a lo que es tercero a siete puntos (y con un partido menos) del líder PSV. En Europa, mientras, la trayectoria se antoja igual de positiva: diez puntos de doce y clasificación encarrilada.
Volver a abrir las vitrinas
Tras dos años complicados y de aparente transición, la afición se ilusiona con una nueva hornada de jóvenes a los que el club trató de proteger este verano con fichajes veteranos. Los Rensch, Baas, Hato, Taylor, Fitz-Jim, Godts y compañía vieron llegar durante el mercado estival a futbolistas experimentados como Weghorst (Burnley, 32 años), Rugani (Juventus, 30), Klaassen (Inter, 31) o Traoré (Villarreal, 28), dándose una mezcla que de momento surte efecto y hace al club aspirar a abrir de nuevo sus vitrinas.
En ellas figuran, no lo olvidemos, cuatro Copas de Europa, una UEFA, una Recopa, dos Intercontinentales y tres Supercopas de Europa, siendo el Ajax el club más laureado de Países Bajos a nivel internacional, y también en materia local. Sus 36 ligas y 20 copas dan fe de ello, aunque no suponen garantía de nada, tal y como demuestran estas últimas campañas. Durante las mismas, los continuos relevos en el banquillo y la apuesta por el crecimiento de una nueva generación de talentos han afectado a los resultados de un escuadra que se entrega ahora a la metodología de Farioli, primer entrenador no neerlandés en el club desde la etapa del danés Morten Olsen (1997-98).
¿Y a qué juega el Ajax con su nuevo preparador? A nada que el lector no pueda presuponer. Un claro 4-3-3 como sistema de cabecera. Dinamismo en la zona de creación. Laterales dentro. Extremos muy abiertos. Presión alta. Y, sobre todo, una mentalidad muy abierta a la hora de mezclar el juego: los de Ámsterdam son capaces tanto de arriesgar el balón para encontrar superioridades interiores como de atraer alto al bloque del rival y lanzar en largo a sus habilidosos alas, o al buen juego de espaldas de sus corpulentos delanteros Brobbey o Weghorst. La Real tiene enfrente un hueso duro de roer.