Nadie regala nada en esto del fútbol, ni siquiera los equipos cuyos objetivos se escaparon hace tiempo. El Almería aterriza esta noche en Anoeta virtualmente descendido a Segunda División y sin nada a lo que agarrarse en las ocho jornadas ligueras que restan, pero venderá cara una derrota que, por otra parte, cabe exigirle a la Real Sociedad en su camino hacia Europa. Los txuri-urdin, a tenor de lo expresado por su entrenador este viernes en rueda de prensa, son plenamente conscientes de que no lo van a tener sencillo contra el colista de la clasificación, y ese es el primero paso para terminar reflejando luego sobre el césped la superioridad que se les presupone. Con todo el respeto del mundo hacia el adversario, los tres puntos de hoy resultan innegociables. Y muy importantes, claro.
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