La compañía Red Bull desembarcó en el mundo del fútbol en 2005, mediante la adquisición del Austria Salzburgo. Y durante toda la década posterior, concretamente hasta mayo de 2016, el equipo de la ciudad de Mozart significó la cúspide de la pirámide dentro de un proyecto cuyas prioridades terminaron de cambiar cuando el Leipzig ascendió a la primera Bundesliga alemana. A partir de aquella fecha, los hechos confirmaron todo lo que había dictado la teoría previa: en cuanto la escuadra germana alcanzara la élite, el trasvase de futbolistas entre ambas entidades iba a ser una constante, recibiendo el hermano mayor a los mejores jugadores fogueados en el rival de la Real Sociedad en la Champions League.
Keïta, Szoboszlai, Haidara, Upamecano, Wolf, Hwang Hee-Chan, Sesko… Integran la lista nombres propios relevantes que han viajado de Salzburgo a Leipzig, por no hablar también de otros clubes importantes, ajenos ya al proyecto, que se han aprovechado igualmente del buen hacer de la factoría austríaca. El Dortmund (con Haaland, Kampl o Adeyemi), el Southampton (en su día con Sadio Mané) o el Leeds (con Brendan Aaronson y Kristensen) han pescado en una institución cuyos hinchas llevan tiempo asistiendo con cierto fastidio a semejantes circunstancias. Su equipo no cesa de producir buenos futbolistas, pero la permanencia de estos en la plantilla a medio y largo plazo se antoja sencillamente imposible. Sienten los hinchas, así, que apoyan a una especie de filial. Pero convengamos del mismo modo en que hablamos del mejor filial del mundo.
Éxitos
Y es que el Red Bull Salzburgo sigue ganando. Sigue compitiendo como si nada. Puede que la juventud de su plantilla contraste con la mayor madurez de la escuadra que dominaba la liga austríaca a mediados de la pasada década. Pero los éxitos continúan llegando en forma de títulos y de buenas participaciones europeas. El equipo ha ganado las diez últimas ediciones de la Bundesliga austríaca (la última que no se llevó fue la 2012-13). Hasta que se le escapó la de la pasada campaña, había vencido cuatro copas consecutivas. Y además se ha desprendido del cartel de gafe en las competiciones continentales.
A aquel equipo de los Jonatan Soriano, Sadio Mané y compañía le costaba una barbaridad acceder a la fase de grupos de la Champions, cayendo de forma casi sistemática en las eliminatorias veraniegas. A la actual escuadra, mientras, Europa no le produce ningún tipo de vértigo, pese a contar en teoría con elementos menos experimentados que los de antaño. En la Liga de Campeones 2021-22, el equipo rompió su particular techo de cristal accediendo por primera vez a los octavos de final (apeado en ellos por el Bayern), tras ser segundo de su liguilla. Y la historia estuvo cerca de repetirse el pasado curso, pese a que los austríacos compartieron grupo con Milan y Chelsea, además de con el Dinamo de Zagreb. Viajaron con opciones a San Siro en la última jornada. Si ganaban , pasaban. Pero perdieron 4-0 y cayeron así a una Europa League de la que les descabalgó a las primeras de cambio la Roma de Mourinho, posterior verdugo realista. Ahora vienen de vencer 0-2 al Benfica…
Un estilo muy marcado
Pasan las temporadas, pasan los entrenadores, pasan los futbolistas… Y, pese a que el estatus del proyecto ha variado en relación a la cabeza del mismo (ahora el RB Leipzig), lo que no cambia en absoluto es la filosofía de juego de una escuadra presionante, enérgica, intensa y muy vertical. En verano de 2012 aterrizaron en el club el técnico alemán Roger Schmidt (actual entrenador del Benfica) y el director deportivo Ralf Rangnick, implantando la muy característica idea futbolística que define a toda la estructura Red Bull. En los inicios, eso sí, resultaba más peculiar que en la actualidad, pues Schmidt y Rangnick fueron en su día unos adelantados a su tiempo. Vinieron a predecir la dirección que iba a adoptar el juego. Y este, adquiriendo el rumbo que ha adquirido, les ha dado luego la razón.
Ya son multitud los equipos que apuestan por propuestas similares, que no permiten casi ningún pase al rival, que defienden siempre hacia adelante y que entienden que el camino óptimo hacia la portería contraria es el más directo posible, sobre todo durante los segundos posteriores a robar el balón. El Salzburgo se ordena en un 4-4-2 con rombo en la medular que da muchísimo vuelo a sus laterales y se beneficia del dinamismo del resto de piezas de ataque, tanto de los dos puntas como de los tres centrocampistas más adelantados. Después, defiende de inicio manteniendo su estructura y basculando hacia el lado fuerte, siempre y cuando no active mecanismos más agresivos y de persecuciones casi extremas. Sus jugadores son jóvenes, poco conocidos para el gran público. Y el nombre del club tampoco llama la atención de las masas. Pero no se engañen. La Real tiene enfrente a un buen toro, nunca mejor dicho.
Nuevo entrenador con la Liga empezada
El viernes 28 de julio, a escasas horas del debut liguero del Red Bull Salzburgo en el campo del Altach y habiéndose estrenado el equipo en la copa austríaca contra el modesto Ardagger (0-6), el entrenador Mathias Jaissle fue destituido de forma sorprendente. Sin embargo, el estupor inicial que causó el cese halló enseguida un antídoto en forma de motivo. Transcurridas solo unas horas, se comunicó el fichaje del propio Jaissle por el Al Ahli, uno de los equipos de la liga árabe que más dinero está invirtiendo. Así, con la temporada ya en marcha, el club tuvo que apurar para encontrar un sustituto, y lo encontró en la figura de Gerhard Struber, un hombre de la casa que no estaba exactamente en la casa.
El proyecto Red Bull tiene al Leipzig alemán como delegación principal, pero controla también a otros clubes: al propio Salzburgo en Austria, al Bragantino en Brasil y al New York Red Bull en Estados Unidos, equipo este último al que entrenaba Struber hasta el pasado 31 de julio. Una vez surgida la mencionada vacante en el banquillo, los directivos del rival realista decidieron que el relevo no debía resultar traumático, apostando así por un hombre conocedor del proyecto, empleado del mismo y que entre 2014 y 2019 ya había entrenado a equipos de la cantera salzburguesa. De momento tiene a la escuadra líder en el campeonato local, clasificada para los octavos de final de la copa y primera igualmente en el grupo de Champions tras la victoria en Lisboa contra el Benfica (0-2).