La lesión de Brais Méndez, que estaba incluido por minutos jugados y con honores en el once de la temporada, va a provocar que la Real entre en la recta final del curso con un viejo planteamiento ya conocido por todos. En principio, sin el gallego ni Sadiq, el fichaje más caro en la historia del club, las dos bajas seguras para el sábado, y con la más que probable suplencia de Momo Cho, al que le sigue dando guerra el tobillo, Imanol se la va a volver a jugar con su guardia pretoriana, en su sistema de cabecera que ha recuperado cuando le ha visto las orejas al lobo y parece que con la ausencia también de Zubeldia, una de sus vacas sagradas que es seria duda, que sería sustituido por un Jon Pacheco que ya dio un paso importante antes de consagrarse definitivamente en la noche mágica de Old Trafford. Por lo tanto, la única cara nueva respecto al equipo que selló su clasificación para las competiciones europeas probablemente será la de Take Kubo. El resto, los mismos. Remiro lo ha jugado todo este curso salvo un partido de Copa, algo que se veía venir cuando se tomó la decisión de no incorporar un portero cuando nunca se ha demostrado confianza plena en Zubiaurre

En la defensa, Aritz y Gorosabel aspiran al lateral derecho. Los dos llevan las cuatro temporadas con Imanol, por lo que tienen su plena confianza. En el eje de la zaga, su ojito derecho, un zaguero al que ha modelado y formado, como Robin Le Normand, acompañado de, Zubeldia, al que le tuvo que buscar acomodo en su once de gala retrasando su posición. En el lateral izquierdo, Aihen, otro de sus hombres de confianza, se ha ganado la condición de indiscutible. 

En el mediocentro, Zubimendi se ha hecho intocable por mérito propios y lo juega casi todo. Por delante, Merino y Silva son dos puntales legendarios para este proyecto, con Oyarzabal, que poco a poco va recuperando su status en el equipo por méritos adquiridos en el campo, con Sorloth, que se pierde muy pocos encuentros (lo cual podría motivar que su entrenador pida al club que haga un esfuerzo para asegurarse su contratación), y, si todo transcurre con normalidad, Kubo. Aunque también podría entrar Barrenetxea, que por fin vuelve a ser la última gran perla de Zubieta, lo que motivaría que el equipo ante el Girona estuviese compuesto por los elementos que llevan tiempo en el club txuri-urdin. 

Si echamos la vista atrás y analizamos los datos de las plantillas desde que tomó las riendas del equipo hace con esta cuatro temporadas, Imanol cuenta con un auténtico cinturón de seguridad. Remiro, Le Normand, Zubeldia, Aritz, Merino y Oyarzabal han sido fijos en sus alineaciones. Con matices, como las posiciones de Zubeldia y de Aritz, que ya no juegan donde lo hacían cuando ascendió definitivamente el oriotarra. También se puede incluir a Gorosabel, aunque en su primer curso, Zaldua era el titular, y Aihen, que estuvo en la sombra de Nacho Monreal durante las dos primeras campañas. Zubimendi se presentó tarde al subir en la pandemia en el dramático epílogo de la primera clasificación europea, pero llegó para quedarse al final del primer curso. Y, tras la repentina marcha de Odegaard, apareció David Silva, que desde que aterrizó en Donostia es capitán general y los resultados se resienten cada vez que se lesiona.

El propio Barrenetxea ha sido otra pieza importante, como Guevara, que hasta el curso pasado en la eliminatoria ante el Betis le discutía la titularidad a Zubimendi. Quizá aquí resida el secreto de la fiabilidad y la regularidad de la Real de Imanol…

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