[Tribuna de prensa] "Aihen merece un arroz (cremoso)", por Marco Rodrigo

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Los lunes eran menos lunes si a las dos de la tarde tocaba comer en el Amara Plaza. Durante varios años, y en repetidas ocasiones además, gente a la que no había visto en la vida reconocía mi voz en el supermercado, en la puerta de la ikastola o en la sala de espera del dentista. “¿Tú no sales en la tertulia de la Real?” Aquella hora de radio la escuchaba medio Gipuzkoa, y no precisamente porque interviniera un servidor. El programa tenía audiencia porque lo conducía Iñaki de Mujika: periodista de referencia, mejor amigo aún, agitador de currículums en épocas convulsas y paciente proveedor de número de teléfonos sin pedir nunca nada a cambio. La agenda en la que los guardaba tiene que pesar casi tanto como sus legados personal y profesional, marcado este último para mí por La Movida Deportiva de los mediodías. En Herri Irratia o en Onda Vasca, la cita tocaba todos las disciplinas, daba bola a cualquier protagonista que lo mereciera y muchas veces no otorgaba ni un minuto de atención a nuestra querida Real Sociedad, simple y llanamente porque había poco que contar. Eso sí, después Iñaki, alejado siempre de rumorologías y de los locos vaivenes del mercado de fichajes, se convertía en referencia número uno cuando la actualidad txuri-urdin se ponía seria. “¿Le echan ya? ¿Y a quién pondrían en su lugar? ¿Hay marejada en la directiva?”. Si las sobremesas del arroz cremoso hablaran… Luego, en antena, el jefe decía justo lo que tenía que decir, ni más ni menos, a la vieja usanza. Como el 2-1 contra el Rayo Vallecano. Dos centros laterales, dos cabezazos y dos goles.

Sin zaga de cinco

Para que el homenaje póstumo de este sábado en Anoeta resultara completo solo faltó el guiño de Imanol apostando por defensa de cinco, la eterna reivindicación de un De Mujika genio y figura en su versión amarrategi. ¿Que la racha del equipo era negativa? Defensa de cinco. ¿Que había que visitar al grande de turno? Defensa de cinco. ¿Que los puntos del domingo resultaban más indispensables que nunca? Defensa de cinco. La zaga del otro día, sin embargo, la compusieron cuatro futbolistas, con tres centrocampistas por delante y con tres atacantes en vanguardia, un dibujo que mutaba a 4-4-2 en defensa y desde el que la Real disputó un encuentro con dos fases muy distintas. Yo circunscribiría los elogios que ha recibido la primera parte txuri-urdin a los 20 minutos iniciales, período durante el que el equipo consiguió conectar por dentro con el hombre libre de la zona. El rayista Trejo se mostraba relativamente agresivo a la hora de saltar a por Zubeldia, desguarnecía así la medular vallecana, y los guipuzcoanos giraban a menudo al rival poniendo a jugar de cara a alguno de sus centrocampistas o incluso a sus dos extremos, Oyarzabal y Barrenetxea, actuando ambos a pierna cambiada y con mucha tendencia a pisar carriles interiores. Sin embargo, en cuanto Andoni Iraola ordenó a los suyos un pasito atrás, anclando en mayor medida al propio Trejo con Zubimendi, el panorama de la película cambió por completo.

Iraola cierra con llave

El usurbildarra es un muy buen técnico y este sábado supo elegir a dónde orientar los ataques realistas. En el flanco zurdo de la zaga txuri-urdin jugaban Pacheco y Aihen. En el derecho, mientras, Zubeldia y Aritz Elustondo. Iraola no tuvo dudas y dejó a RDT permanentemente encima del central de Elizondo. Emparejando a Trejo con Zubimendi, mientras, regaló metros y segundos a Zubeldia. Y además le facilitó a este el pase lateral a Aritz, ya que los extremos franjirrojos de ese costado, Andrés primero y Chavarría después, se preocupaban más de evitar posibles envíos interiores para Silva. Poco a poco, los de Imanol fueron atascándose ante semejante contexto táctico, generándose un cortocircuito cada vez mayor. Entre que el adversario capó la opción de jugar por dentro y que la vía exterior se tradujo en buenas situaciones de centro muy mal ejecutadas en lo técnico, el 0-0 que lucía el marcador, increíble tras un vibrante cuarto de hora, parecía ya más coherente después de 45 minutos, y más lógico aún visto luego el arranque de la segunda mitad. Continuaron las dificultades, las mismas. Llegó el 0-1. Y tampoco es que cambiara gran cosa para la remontada. Sucedió simplemente que esto es fútbol, y que el AZ Alkmaar y el Hadjuk Split juegan este lunes la final de la UEFA Youth League. Resulta difícil de explicar que neerlandeses y croata se enfrenten por el título, igual que cuesta analizar cómo una Real de derechas le ganó al Rayo con dos centros de su lateral izquierdo. Al 1-1 le preceden un avance txuri-urdin por la diestra y un despeje cruzado de Fran García. Al 2-1, una maniobra brillante y decisiva de Kubo para terminar cambiando la orientación del juego. Qué tres puntos más sabrosos.

El lateral zurdo

El doble asistente contra el Rayo solo tiene contrato hasta 2024 y vio recientemente cómo el otro ocupante de su demarcación, Diego Rico, renovaba por dos temporadas más. El paisaje ahora mismo en el carril zurdo es el descrito. Y la evolución del fútbol ahí, la que ya hemos analizado recientemente en este mismo espacio: el juego exige a los laterales acreditar un perfil cada vez más completo. Así, donde antes bastaba con defender bien y proyectarse al ataque lo mejor posible ahora se trata también de participar de lleno en la creación. Los partidos ya plantean a la Real constantes preguntas sobre la capacidad de Gorosabel, Sola, Aritz, Rico y Aihen para ejercer de organizadores, recibiendo más o menos libres ante rivales centrados en neutralizar a otros futbolistas. Y la situación se está saldando con el propio Aihen erigiéndose como el mejor cualificado para ejercer ese rol, así como con los entrenadores del banquillo de enfrente tomando buena nota. ¿Un ejemplo? El del mismo Iraola. Más allá de otros matices (como el factor Pacheco) que también diferencian ambos encuentros, en Vallecas eligió saltar a presionar a la Real desde su derecha. Es decir, apretando a Aritz y dejando abierta la puerta de Rico. Este sábado, mientras, prefirió que el beasaindarra actuara más suelto y controlar mejor al de Etxauri, cuyo bagaje final fue más allá de los dos pases de gol. No es que condicionara el marcador final, que lo hizo. Es que condicionó también circunstancias importantes de la pizarra. Merece echar un garabato, negro sobre blanco, en el despacho presidencial de Aperribay.

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