Lo que pasa en Getafe sirve también para analizar lo que sucedía en otros campos madrileños como el del Rayo o la periferia capitalina. Pero antes todo era muy diferente. Los campos se encontraban en condiciones lamentables, secos y con la pelota en muchas ocasiones ingobernable.
Incapaz de competir
En esas condiciones se entiende que algunas veces la Real fuese incapaz de competir y de mostrar su mejor nivel. Pero eso ya no vale. El Getafe es un rival con muy mala fama, que siempre parece el adalid del antifútbol, cuyo propósito es en todo momento destruir en lugar de intentar superar a su rival en un duelo futbolístico. Tampoco fue el caso de ayer. Los de Bordalás, que es un entrenador como la copa de un pino a pesar de ser un tipo bastante detestable, y que conoce muy bien la forma de empantanar las contiendas para anular a la Real, fueron muy superiores a los blanquiazules ayer.
Lo hicieron con la misma receta que suele utilizar Imanol, presión alta para no dejar pensar a los realistas ni desarrollar su fútbol de posesión y, además, jugando en casi todo momento en campo rival al salir ganadores de muchos de los duelos, y estuvieron mucho más cerca del gol y de la victoria que una Real decepcionante, desconcertante, irreconocible y muy poco competitiva. No resulta descabellado señalar que su actuación de ayer fue una de las peores que se recuerdan en los últimos seis años que lleva Imanol al frente del equipo. Sin contar con el atenuante de ser Getafe, donde la Real prácticamente nunca es capaz de mostrar su mejor versión y suele salir derrotada y enfadada al no entender por qué le sucede eso en este campo, el enfado de los seguidores blanquiazules solo 24 horas después del cierre de mercado fue mayúsculo.
Solo una ocasión en 90 minutos ante otro rival llamado a acabar por debajo en la clasificación, como el Rayo o el Alavés, que se llevaron los tres puntos de Anoeta en las jornadas anteriores. Llegados a este punto la pregunta está clara: ¿Ha hecho bien los deberes el club txuri-urdin en el mercado? Pues es evidente que no. Un no rotundo. Y la consecuencia es un duelo incomprensible e indignante como el de ayer, en el que apenas es capaz de dar tres pases seguidos y que no logra llegar al área rival con un mínimo de peligro o de mordiente. Sí, los optimistas dirán que la Real se llevó un punto de Getafe, pero lo hizo de forma penosa, lamentable e inmerecida. Y es cierto que este equipo se encuentra en fase de construcción, pero es que su adversario apenas contaba con delanteros centros. Además de faltarle muchas otras cosas más.
Imanol volvió a agitar el árbol en su once, aunque no quiso precipitarse al dar entrada a Orri Óskarsson pese a la sanción de Mikel Oyarzabal. Aguerd tendrá que esperar, ya que no llegó su tránsfer internacional. Es lo que pasa cuando llegas tarde y mal. Y es grave, no es broma. No puede ser. Hay que decirlo. Por si fuera poco, Sucic, que llevaba dos partidos sin jugar, se quedó fuera de la convocatoria por unas molestias en la pierna derecha.
Aihen, la única buena noticia
Asimismo, Javi López por fin descansó y, como Aihen no estaba aún en condiciones de reaparecer al menos de inicio por una cuestión de prevención por no jugar todo en este exigente inicio del campeonato, fue Jon Mikel Aramburu quien actuó a banda cambiada. El resto de la alineación fue más o menos la previsible, con Kubo, Sergio y Sadiq arriba en lo que pareció una de las últimas oportunidades para hacerle frente al recién llegado Óskarsson. Su nuevo compañero y competencia, que le ha desbancado como la contratación más cara de la historia del club. Una losa que siempre le puede quitar un peso de encima para intentar recuperar a un jugador que está a años luz de lo que fue y de lo que pudo haber sido.
Campo complicado Getafe siempre ha sido escenario de partidos infumables. De pocas ocasiones. De jugar al fallo. Nos temíamos lo peor, pero nunca jamás nos habríamos esperado el esperpento que vimos en la primera parte. Con una Real impotente con el balón, sin ideas y con continuas pérdidas, con el consiguiente peligro ante un rival que vive de eso y que siempre se sintió en su salsa en busca de un chispazo que le permitiera desnivelar la contienda.
Presión del Getafe
El Getafe presionó y asfixió bien a los realistas, lo que provocó sus continuas pérdidas de balón y la Real… Casi mejor no comentar el penoso primer acto de los de Imanol. De los peores que se recuerdan en los últimos seis años. Horrible. A los siete minutos, Carlos Pérez buscó la portería desde lejos, pero el disparo se le escapó cerca del poste. La otra gran ocasión, y la mejor, llegó en una acción en la que Kubo abrió a Sergio y su centro, como siempre marca de la casa, no lo cazó, como siempre también, Sadiq, parecido al de Becker en Cornellà. Ese es el 9 de la Real.
El que no está ni cerca de cazar la invitación al gol con música para empujar en el área pequeña. Del resto, un auténtico horror. Todo fallos y errores individuales con el agravante de que a Brais le pisaron el pie e igual tiene una lesión, como el año pasado, ya que pidió el cambió al momento. Barrenetxea saltó al campo y Sergio Gómez retrasó su posición. Pero nada de nada. Los minutos pasaron con un fútbol y un duelo impropio de la Primera División.
La reanudación tampoco cambió demasiado el panorama para los de Imanol. El técnico dio entrada a Jon Martín por un Zubeldia que acabó aturdido la primera parte por un golpe en la cabeza, y el central volvió a demostrar que está preparado para jugar al no desentonar, salvo un error en un despeje. No parece una buena idea repetir con insistencia que está demasiado verde porque, por lo que se está viendo, va a tener que echar mano de él, ya ha aterrizado en el primer equipo y cuenta con todas las condiciones necesarias para ser un central de época. Ahí se equivoca Imanol…
Las ocasiones volvieron a llegar con cuentagotas. Alderete encontró una buena posición para poner a prueba a Remiro y poco después Zubimendi salvó en dos ocasiones dos peligrosos remates de los locales que pidieron mano. Imanol hizo debutar a Óskarsson; al parecer este no necesita vídeos para adaptarse, y, aparte de que no pudo aportar demasiado, confiamos en que no se asustara y se volviera ayer mismo a Copenhague visto el paupérrimo partido de sus nuevos compañeros, que tampoco nos sorprendería…
Prueba del algodón
Getafe es como una prueba del algodón para medir la situación del equipo. Esta vez tocó un poco pronto, justo al cierre del mercado y el comienzo de septiembre. Lo único que se puede decir es que ya podemos creer en que esta no sea la versión de la Real que nos espera esta temporada. Porque hacía mucho tiempo que no veíamos a un equipo tan desolador y angustioso como el de ayer en Getafe. Y mira que hemos sufrido actuaciones insufribles en este campo… Lo mejor de todo es que esta Real solo puede ir a mejor porque a peor es imposible.