Otra vez en Europa van a ver a la Real. El equipo txuri–urdin logró por quinta temporada consecutiva su clasificación para las competiciones continentales después de un partido del estilo de casi todo 2024. Sufrido, sin alardes, con momentos buenos y otros dramáticos, con un portero salvador y sin apenas gol.
Compromiso decisivo
Tuvo que ser el día decisivo en el que había que vencer sí o sí para no meterse en un lío de considerables dimensiones cuando los realistas se impusieron con la habitual receta que tan buenos resultados ha dado siempre en el fútbol y a su propia historia con 9 memorables. 1-0 con gol del delantero centro.
Así todo es mucho más fácil y va rodado. Por eso este pasaporte europeo hay que considerarlo casi milagroso, porque la Real ha competido sin la aportación de sus arietes y sin apenas rendimiento de los fichajes realizados por la dirección deportiva. Esto acaba derivando en que, una vez más, la labor de Imanol ha sido sobresaliente. Por mucho que haya gente cansada y que critica lo poco que ha rotado, no se puede discutir que su mayor virtud es la de sacar resultados. Cinco de cinco. No lo iguala nadie, ni la generación de oro, se pongan los matices que se quieran poner.
Las mejores jugadas del Real Sociedad-Valencia
Ruben Plaza
Esta Real tiene mucho mérito. No sabemos en qué torneo continental competirá el curso que viene, pero sí que es una gesta en la que, después de haber dejado boquiabierta a Europa en la Champions y quedarse a un mísero penalti de la final en la Copa, el equipo ha sobrevivido a todo tipo de vicisitudes y su resiliencia le ha vuelto a hacer completar su gran objetivo. No lo olviden, el pan y la mantequilla. El Valencia, que comparece en demasiadas ocasiones últimamente cuando la Real se juega algo (nos privó del tercer título, el descenso 40 años después en Mestalla, el pase a la Champions de Montanier…), demostró que aquí no se regala nada y que tiene mucho valor volver a viajar al extranjero el curso que viene.
Pobre asistencia
El partido arrancó con muchos asientos libres en Anoeta y con una protesta de toda la grada contra Tebas por un horario simplemente inadmisible. La afición de la Real se expande por todo el territorio y no tiene justificación que el duelo se acabe pasada la medianoche. El equipo realista se jugaba el pasaporte sin la mayoría de los niños que se han dejado la voz y las energías en su camino a lo largo de toda la temporada porque hoy tenían colegio. Ya está bien.
Tres partidos en una semana
No es solo que le condicionen hasta el límite al equipo con tres partidos en una semana, jornadas 35, 36 y 37 de una campaña de máxima exigencia, es que encima le hacen jugar en un horario intempestivo sin que pueda contar con el aliento de su parroquia más fiel y que esta vez se plantó al comenzar una hora más tarde que los duelos de Champions. No sabemos cómo viven el resto, en Gipuzkoa a las 22.00 horas de un jueves la población está con un pie y medio en la cama.
Los jugadores celebrando la clasificación Ruben Plaza
El hecho de tener que jugar tan seguido motivó que Imanol introdujera seis cambios en su once, además de recuperar su 4-3-3 de cabecera. Los dos laterales, con Odriozola y Tierney, Zakharyan en la medular y el tridente con Kubo, Barrenetxea y André Silva. Es decir, sin Oyarzabal. Enfrente un Valencia sin Pepelu ni Hugo Duro, que no era poco visto su rendimiento este curso.
El choque empezó de forma eléctrica, con un gol anulado en el minuto 2 a Yaremchuk por fuera de juego, y, en la jugada siguiente, Barrene puso un centro demasiado largo al segundo palo, Kubo lo rescató con un toque tan exigente como milagroso para asistir a un André Silva que por fin ejerció de lo que es y anotó a puerta vacía.
Con la Real en ventaja arrancó el duelo de verdad. El Valencia en desventaja replegado con un 4-4-2 y los locales dominando territorialmente y con una posesión por encima del 70%. Los de Imanol buscaban más que nunca los cambios de banda para mover la estructura visitante y para intentar que sus extremos encararan en ventaja con el apoyo de los laterales.
✨ Y ahora, a por el sexto puesto.#WeareReal pic.twitter.com/XZIl6NcjcS
— Real Sociedad Fútbol (@RealSociedad) 16 de mayo de 2024
Una pérdida de Merino provocó la mejor opción ché en un disparo de Javi Guerra que se marchó lamiendo el palo. El navarro se resarció con un envió con música a Tierney, a quien se le escapó el control en una posición franca para anotar. Gran primera parte del escocés, que se está jugando la Eurocopa por devolver a la Real todo lo que le ha dado (no estaría de más intentar ficharle) y una versión más colorida de Merino, capitán, que tiene que darse cuenta que en su puesto hay mucha competencia para viajar a Alemania y en Madrid ya se comenta que no lo va a tener fácil para entrar en la lista.
Anoeta celebra la quinta clasificación europea consecutiva obtenida
Ruben Plaza
Los dos últimos intentos del primer acto fueron dos disparos lejanos de un buen Turrientes. El primero, muy complicado, exigió la parada del meta georgiano y el segundo se le escapó alto. Por cierto que Guillamón pudo ver la segunda amarilla por sendas faltas a Merino y no lo reclamó ningún realista al árbitro. Luego se quejan de que no les toman en serio.
La Real salió incomprensiblemente dormida en la segunda parte. El Valencia olió la sangre y se vino arriba. Pasó de dominado a dominador y la afición local se preparó para pasar 45 minutos de perros. Una peinada de un heroico Merino la culminó Silva con una bonita parábola que se marchó alta, pero en el área local Peter ya había aparecido con peligro y en las bandas se cocía una temida desgracia. Con los cambios la Real equilibró un poco la balanza y al final pasó a disponer de más ocasiones como en un disparo lejano de Brais.
Remiro, salvador
El momento del duelo fue la doble parada memorable de Remiro que celebró como si fuera el segundo tanto. Normal. Un portero que no solo da puntos, concede clasificaciones europeas con sus intervenciones. En los minutos finales, Becker casi hizo el segundo en una buena rosca.
Tras un descuento muy bien jugado por la Real, en el que demostró mucha madurez, el pitido final en la madrugada del viernes permitió respirar tranquila a la parroquia local y celebrar con mesura y sin estridencias el cumplir el objetivo casi obligatorio que tenía marcado esta plantilla para esta temporada. Ahora toca poner la guinda con el sexto puesto y la entrada en la Europa League. Si gana en Sevilla, ya estará; si empata, lo deberá refrendar en la última jornada. Un lustro de oro… Y lo mejor está por venir, ya lo verán… Hay que creer..