[Mallorca-Real Sociedad] Anoeta será otra historia (0-0)

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Noventa minutos en Anoeta seguro que serán muy largos. Para la Real, que tendrá el tiempo suficiente para dominar y plasmar su supuesta superioridad, y para un Mallorca que deberá defender seguro que con bastante menos agresividad de la que le permitió ayer el árbitro. El equipo realista no fue capaz, una vez más, de imponerse con nitidez a un competitivo pero por momentos violento cuadro local, y se quedó sin poder vencer. Bien es cierto que Sadiq, en su noche más negra como txuri-urdin, falló dos goles cantados a puerta vacía. Una pena, porque como delantero, no se le puede reprochar que dispuso de ocasiones y que se encontraba en el lugar que tenía que estar cuando erró las dos jugadas, pero un futbolista de 20 millones o de este nivel simplemente no puede dejar escapar semejantes oportunidades. Menos aún en una noche tan señalada.






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Semifinal de Copa Mallorca – Real Sociedad: Las notas de Mikel Recalde
Mikel Recalde

Quizá sea porque en realidad todavía no estamos acostumbrados a alcanzar los escalones superiores en la Copa, pero esta vez también quedó confirmado que en una semifinales no se regala nada. Y si no estás inspirado, te toca sufrir y remangarte para mitigar los efectos de no lograr desarrollar el fútbol que sí has demostrado poseer a lo largo de esta temporada. Muchos se pensaban que la Real iba a sentenciar la eliminatoria en la ida y de eso nada. Es más, el Mallorca, que se la jugó descaradamente a la contra y a explotar el fallo txuri-urdin, estuvo muy cerca de ponerse por delante en dos ocasiones, una en cada parte. Una semifinal no tiene nada que ver con un partido corriente de Liga ni incluso con un choque en un peldaño inferior como fueron los octavos de final del año pasado en Anoeta. Cuando te encuentras en el umbral de una final todos aspiran a vivir y disfrutar del día más importante de su carrera. Más aún cuando militas en el Mallorca o, vamos a mantener los pies en el suelo, también en la Real. Los blanquiazules merecieron más al ser mejores en la segunda parte, pero si perdonas, dejas los deberes sin hacer para el partido de vuelta. No hay más historia.

En el cuarto aniversario del inmortal triunfo en el Bernabéu que anunció la llegada de la gloria 34 años después, Imanol volvió a confirmar que persigue su siguiente sueño, que es celebrar un título con su gente. Para ello el técnico recurrió a su once tipo de la temporada, con los regresos de Traoré y de Kubo y con la exclusión de la convocatoria de Oyarzabal. El capitán no podía ni andar casi el domingo, por lo que, aunque lo intentó por todos los medios porque por su Real sería capaz de todo, lo cierto es que parecía una temeridad arriesgar. La tragicomedia de Silva volvió a vivir otro episodio más en Mallorca después de dejar muy buenas sensaciones ante el Girona al quedarse fuera del once por unas molestias. Su puesto lo ocupó Sadiq, el único 9 que estaba en plenas condiciones. Ya es mala pata, nunca mejor dicho.

Aguirre recurrió al once más parecido al titular, con cinco cambios respecto al equipo que cayó fulminado con muy pocos honores en Bilbao, la entrada de Darder en el centro del campo y la apuesta por Abdón y Larin como delanteros en lugar de Muriqi, que viene de una importante lesión.

La primera parte respondió a lo esperado. Trabada, con poco fútbol y un exceso de tensión y de nervios por lo mucho que había en juego. Eso sí, estuvo condicionada por un penalti de libro no pitado en una falta de González sobre Barrenetxea cuando encaraba solo al meta local. La acción no admitió discusión, el realista tenía el balón controlado y en ventaja y el mallorquinista, voluntaria o involuntariamente (qué más dará eso), le derribó por la espalda. El colegiado se lavó las manos (González Fuertes estaba justo cenando un cachopo en la sala VAR), como hizo antes del descanso con la excesiva agresividad de los insulares. Sabe más el diablo por viejo que por diablo y Aguirre estuvo inteligente al denunciar en reiteradas ocasiones en la previa que la Real hacía muchas faltas y cortaba mucho el juego. A nadie le sorprendió que su equipo fuera la viva imagen de lo que era él como jugador. Siempre al límite de todo. No fue de recibo que cometiera 22 faltas, el doble que la Real, y el balance de tarjetas fuera de 2-3 para los apaleados visitantes. 






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Las mejores imágenes del Mallorca-Real Sociedad
Cati Cladera / Efe

Pero lo cierto es que, como sucedió en los últimos enfrentamientos entre ambos equipos, el Mallorca incomodó mucho a la Real al esperarle muy replegado y cerrarle las vías de pase para jugar entre líneas. Al que dudaba recado por detrás y un Abdón Prats que protagonizó una actuación excelsa sobre todo de espaldas y a la hora de descargar el juego con cambios de banda. Los bermellones decidieron esperar para tratar de sorprender a la contra. Y no les salió nada mal el plan.

A los dos minutos, Brais firmó el único disparo realista entre los tres palos, que detuvo seguro Greif. Abdón remató fuera un centro de Dani Rodríguez que había cogido la espalda de Javi Galán. Antes Merino de forma milagrosa había salvado una gran dejada del ídolo local y después Le Normand repelió un chut con muy mala intención de Rodríguez. Antes del entreacto, Barrene sirvió un centro exquisito con el exterior que Sadiq cabeceó alto. 

En la reanudación, Abdón, con su pierna mala, desperdició la mejor opción insular. Ahí entró en juego por fin Zubimendi y Barrenetxea inició su festival. Un servicio suyo lo desaprovechó ya sin portero con la tripa Sadiq, que tampoco encontró portería en un rechace de Greif. En el minuto 71 llegó la más clara, en un centro de Kubo que Sadiq, con la zurda y un poco a contrapié, envió alto. Dos remates más de Barrenetxea y un centro suyo que Copete casi introduce en su meta fueron las últimas ocasiones de una Real netamente superior con el paso de los minutos.

Una cosa es que la Real le piten muchas faltas por su forma de jugar y por cómo le arbitran y otra que, como en Cádiz, le apaleen y encima acaben protestando como si les hubiesen robado algo. Fue bastante patético y denunciable. Ya está bien. En Anoeta seguro que no podrán hacerlo. A ver si consiguen salir vivos de Donostia y, sobre todo, cómo…

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